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Artículo 2 - La Sanidad Ambiental en las comunidades autónomas, ¿qué hace?

 
Cómo citar este artículo:
Ordóñez Iriarte JM, Herrera Artiles M, Vela Ríos J. La Sanidad Ambiental en las comunidades autónomas, ¿qué hace? RIdEC 2024; 17(Supl. 1):18-29.
 
Fecha de recepción: 28 de junio de 2024.
Fecha de aceptación: 8 de agosto de 2024
 

Autores 

 
1 José Mª Ordóñez Iriarte
2 Manuel Herrera Artiles
3 José Vela Ríos
 
  1. Jefe de Servicio de Riesgos Ambientales. Dirección General de Salud Pública. Consejería de Sanidad de Madrid. Universidad Francisco de Vitoria. Madrid (España)
  2. Técnico Inspector de Salud Pública. Servicio de Sanidad Ambiental. Dirección General de Salud Pública. Servicio Canario de la Salud. España
  3. Jefe de Servicio de Prestaciones Complementarias. Consejería de Salud y Consumo. Junta de Andalucía. España
 
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Resumen

 
La Sanidad Ambiental en España desarrolla una serie de programas de vigilancia y control de los factores de riesgo más clásicos, como el agua de abastecimiento o recreativa (zonas de baño, piscinas y similares) y los registros de empresas vinculadas al mundo de la gestión de vectores y desinfección, a los que se han ido incorporando nuevos riesgos como las instalaciones susceptibles de generar casos de legionelosis o las derivadas de las políticas de la Unión Europea, con las sustancias y mezclas químicas a la cabeza, o los de calidad del aire interior.
A ellos, en algunas comunidades autónomas, se suman los programas vinculados a las intervenciones en los procesos administrativos de evaluación ambiental (EA) y evaluación del impacto en salud (EIS). Por su parte, la utilización de sistemas de vigilancia, propios del sistema sanitario o de los existentes en otros departamentos diferentes a los de salud, sirven para articular programas de información a la población en general, a los grupos específicos más vulnerables y al sistema asistencial; es el caso de las temperaturas extremas de calor y frío, polen, calidad del aire y radiaciones ultravioletas, entre otros.
Palabras clave: Sanidad Ambiental; programas de control oficial; sistemas de información.
 

Abstract

Enviromental Health in the autonomous communities, what does it do?
 
In Spain, Environmental Health develops a series of programs for surveillance and control of the most traditional risk factors, such as water for community supply or recreation (bathing areas, swimming pools and similar), and records of those companies linked with the area of vector and disinfection management. New risks have been incorporating to these, such as those facilities capable of generating legionellosis cases, or those derived of European Union policies, with chemical substances and mixtures at the top, or those regarding indoor air quality.
In some Autonomous Communities, there are also programs linked to interventions in administrative processes of environmental evaluation (EE) and evaluation of the impact on health (EIH). On the other hand, the use of surveillance systems specific to the health system, or those existing in departments other than health, is useful to articulate programs for information to the overall population, to those specific groups which are more vulnerable, and to the healthcare system: this is the case of extremely hot and cold temperatures, pollen, quality of air, and ultraviolet radiations, among others.
Key words: Environmental Health, official control programs; information systems.
 

Introducción 

 
La salud ambiental, según la definición canónica que se prefiere de la Organización Mundial de la Salud (OMS), es “aquella disciplina que comprende los aspectos de la salud humana que son determinados por factores ambientales físicos, químicos y biológicos, externos a las personas. También se refiere a la teoría y práctica de evaluación, corrección, control y prevención de los factores ambientales que pueden afectar de forma adversa la salud de la presente y de futuras generaciones” (1).
Las dos características que definen a la Sanidad Ambiental son que sus actividades están dirigidas a la prevención primaria, es decir, a evitar la aparición de enfermedades, y que el nivel de atención es el comunitario, se actúa para prevenir los riesgos que pueden afectar a la población. Es por ello, que se puede afirmar sin riesgo a error, que la Sanidad Ambiental forma parte de la Salud Pública y si todavía se pretende apurar más se afirmaría que la Sanidad Ambiental es, sobre todo, protección de la salud (2).
Muchos determinantes de salud son modulados por decisiones tomadas en ámbitos ajenos al propiamente sanitario. Este hecho es clave para entender que las acciones de Salud Pública deben darse en coordinación entre el sistema sanitario con otros sectores distintos al mismo, tanto públicos como privados. Por ello, el abordaje de los riesgos para la salud no pasa solamente por los departamentos de salud, sino también por el resto de departamentos: industria, agricultura, urbanismo, vivienda, deportes, etc., que son generadores o gestores de los riesgos ambientales; ello lleva a establecer estrategias de actuación que implican a todos los departamentos de gobierno: es lo que la OMS ha denominado la salud en todas las políticas (SeTP) (3).
Este es el enfoque que subyace en la Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública (4). En el ámbito concreto que ocupa este artículo, la salud ambiental es un aspecto de la Protección de la salud al que la ley le dedica el capítulo VI. El artículo 27.1 define “la protección de la salud como el conjunto de actuaciones, prestaciones y servicios dirigidos a prevenir efectos adversos que los productos, elementos y procesos del entorno, agentes físicos, químicos y biológicos pueden tener sobre la salud y el bienestar de la población”. Por su parte, el artículo 30.1, dedicado a la Sanidad Ambiental atribuye a esta “funciones como la identificación, la evaluación, la gestión y la comunicación de los riesgos para la salud que puedan derivarse de los condicionantes ambientales; la vigilancia de los factores ambientales de carácter físico, químico o biológico y de las situaciones ambientales que afectan o pueden afectar a la salud; así como la identificación de las políticas de cualquier sector que reducen los riesgos ambientales para la salud”. Como complemento, en el párrafo 2, lo completa con “las Administraciones públicas implantarán programas de Sanidad Ambiental, coordinados por las Administraciones sanitarias, para elevar el nivel de protección de la salud ante los riesgos derivados de los condicionantes ambientales” (4).
Además de esta ley, la Sanidad Ambiental cuenta con todo un entramado de legislación, comunitaria, estatal, autonómica y, a veces, local, que regula la vigilancia y el control de algunos de los factores de riesgo ambiental.
La esencia de la salud ambiental es la de adoptar las medidas de prevención y protección más adecuadas frente a la potencial exposición humana a los agentes ambientales. La caracterización de la exposición tiene una plasmación territorial y poblacional a través de los sistemas de información geográfica. El riesgo que entraña esa exposición se analiza con la Evaluación del Riesgo en Salud.
Definido este marco conceptual de lo que es la salud ambiental, se pasará a ver cómo se refleja en la acción diaria a través de las estructuras administrativas de Sanidad Ambiental española.
 

Estrategia de la Sanidad Ambiental 

 
La estrategia de la Sanidad Ambiental se articula en los siguientes frentes:
• Participación en los procedimientos administrativos (salud en todas las políticas).
– Evaluación Ambiental (EA) y Evaluación del Impacto en Salud (EIS).
– Protección Civil.
• Articulación (y utilización) de los sistemas de información ambiental: caracterización de la exposición.
• Programas de vigilancia y control oficial de los factores de riesgo sujetos a normativa sanitario ambiental: – Inspección y control oficial.
– Guía de implantación: planes del agua, planes de legionelosis, planes de control vectorial, etc.
 

Participación en los procedimientos administrativos: EA y EIS, Protección Civil 

 
Evaluación Ambiental (EA) y Evaluación del Impacto en Salud (EIS) 
 
La participación en estos procedimientos permite prevenir los potenciales riesgos sanitarios derivados de la ejecución y funcionamiento de los planes, programas, proyectos y actividades sujetos a EA o a EIS (en el caso de Andalucía), emitiendo el preceptivo informe sanitario que contempla la protección de la salud de la población que potencialmente se puede ver afectada (Figura 1).
 
 
Figura 1. Procedimientos administrativos en los que interviene Sanidad Ambiental 
 
Dos son los marcos legislativos que lo regulan. Uno de ellos con orientación claramente ambiental, pero con vocación interdepartamental, la Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de evaluación ambiental (5), que define el conjunto de aspectos que deben reunir los estudios de evaluación, entre los que figura la salud humana, lo que abre la puerta a la participación de la Sanidad Ambiental, tanto estatal, como autonómica. También forma parte de esta estrategia de prevención el Real Decreto Legislativo 1/2016, de 16 de diciembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de prevención y control integrados de la contaminación (6).
En ambos procedimientos, se interviene desde Sanidad Ambiental, como organismo público consultado a requerimiento del órgano ambiental (normalmente, Medio Ambiente). Una vez revisado el Estudio de Evaluación Ambiental aportado por el promotor y analizada toda la información, se emite el informe sanitario ambiental preceptivo y no vinculante para su consideración por parte del órgano ambiental, que incluye aquellos criterios y recomendaciones que considera en el condicionado de la resolución del expediente (Declaración de Impacto o Autorización Ambiental Integrada).
El otro marco legislativo, es la ya citada Ley de Salud Pública, que, en su artículo 35 define, no solo lo que es la Evaluación de Impacto en Salud, sino que, además, señala que la EIS debe “prever los efectos directos e indirectos de las políticas sanitarias y no sanitarias sobre la salud de la población y las desigualdades sociales en salud con el objetivo de la mejora de las actuaciones”.
Algunas comunidades autónomas han desarrollado este instrumento, es el caso de Andalucía (7,8).
En Andalucía, se someten a EIS tres ámbitos bien diferenciados: los planes y programas aprobados por Consejo de Gobierno en cuyo acuerdo de formulación se decida que tienen clara incidencia en la salud; los instrumentos de planeamiento urbanístico generales y aquellos de desarrollo que afecten a áreas socialmente desfavorecidas y un gran número de actividades obras y sus proyectos, tanto públicos como privados, sometidos a prevención y control ambiental. Con este planteamiento en Andalucía se lleva a cabo un abordaje integral del marco conceptual de los determinantes y las desigualdades en salud.
Otra de las grandes novedades a destacar del modelo andaluz es que otorga la responsabilidad del análisis a los promotores, que obligatoriamente deben elaborar una Valoración de Impacto en Salud de sus actuaciones. Esta valoración es evaluada por el órgano directivo con competencias en materia de Salud Pública, que tiene que emitir el correspondiente informe de EIS preceptivo y vinculante (con excepción de la aprobación de planes y programas) dentro de los procedimientos de aprobación de las actuaciones objeto de su ámbito de aplicación. Este hecho tiene importantes repercusiones y otorga una responsabilidad extrema a los evaluadores, dado que, si este no es favorable o señala medidas con carácter obligatorio, estas, de no implantarse, pueden comprometer la viabilidad de proyecto (7,8).
 
Participación en los Planes de Protección Civil 
 
La Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil (9) entronca directamente con la Sanidad Ambiental y con los Planes Territoriales de Protección Civil que tienen aprobados. El conjunto de potenciales contingencias afecta no solo a las empresas sujetas a la Directiva Seveso III que deben contar son sus Planes de Emergencia Exterior (10), sino también a otros tipos de incidentes o emergencias como son los incendios forestales, inundaciones, accidentes en el transporte de mercancía peligrosas, etc.
Si bien, en el momento de los incidentes sujetos a Protección Civil, el peso específico de las acciones recae en otras unidades, la Sanidad Ambiental colabora en los mensajes que se imparten y cobra una mayor relevancia en el seguimiento posterior, donde la metodología de la Evaluación del Riesgo sirve para identificar las potenciales vías de exposición y las mejoras medidas para minimizarlas.
 
Articulación (y utilización) de los sistemas de información ambiental: caracterización de la exposición 
 
El artículo 12 de la Ley General de Salud Pública define la vigilancia en Salud Pública como “el conjunto de actividades destinadas a recoger, analizar, interpretar y difundir información relacionada con el estado de la salud de la población y los factores que la condicionan, con el objeto de fundamentar las actuaciones de Salud Pública” (4).
Entre estos factores se encuentran los ambientales, sobre los que existe toda una serie de redes de vigilancia, unas propias del sistema sanitario y, las más, de otros departamentos, pero que tienen un gran interés para la Salud Pública (Cuadro 1).
 
 
 
Propios del sistema sanitario 
 
• La biomonitorización humana, que ha tenido un desarrollo muy relevante en algunas CC.AA., de forma parcial, pretende ser una realidad que dibuje el mapa de exposición de la población española lo que, sin duda, ayudaría a poder establecer líneas de actuación más específicas frente a aquellos contaminantes con mayor repercusión en salud (10). La biomonitorización permite conocer los niveles de exposición individuales, de la población general o de grupos específicos, así como las rutas de exposición e identificación de los factores determinantes de la misma y, en algunos casos, de sus posibles efectos en la salud. Asimismo, permite diseñar políticas enfocadas a la reducción de la exposición, con objeto de reducir el daño en las personas y controlar la eficacia de estas (11).
• Sistema de Información Nacional de Aguas de Consumo (SINAC) (12). Recoge datos sobre las características de los abastecimientos y la calidad del agua de consumo humano que se suministra a la población española. Este sistema se ha complementado con un visor geográfico.
• Sistema de Información Nacional de Aguas de Baño (Náyade, en alusión a las ninfas del agua) (13). Aporta información sobre la calidad del agua de baño y las características de las playas, tanto continentales como marítimas.
• SILOE14, que es un sistema de información que tiene por objeto proporcionar a las autoridades sanitarias de las distintas administraciones la información necesaria para detectar y prevenir riesgos para la población, derivados del uso recreativo, deportivo o terapéutico de las piscinas.
 
Estos tres últimos, son sistemas vinculados a mantener informada a la población de la calidad el agua (y sus infraestructuras), y de sus instalaciones, pero están todavía alejadas de lo que sería su objeto, la caracterización de la exposición.
 
Propios de otros departamentos distintos al sanitario 
 
• Redes de vigilancia de la calidad del aire. Utilizando estas redes, se elabora un boletín cuando se superan los umbrales (activación, información o alerta), con dos tipos de información: uno con los valores de superación, lugar y posible evolución; el otro, con consejos dirigidos a los pacientes. Este boletín se pone en conocimiento del sistema asistencial, tanto de Atención Primaria como de Atención Especializada. Además, al menos en algunas CC.AA., se redacta un informe anual de exposición: población que se ha visto expuesta a niveles de contaminación por encima de los valores legislados (y los de referencia de la OMS), desagregada por grupos vulnerables: niños, mujeres en edad fértil y población mayor de 70 años (15).
• Temperaturas extremas, calor y frío, también se han incorporado a la acción de la Sanidad Ambiental. Con base en la información que provee la Agencia Española de Meteorología (AEMET), se elaboran los boletines de calor o frío, según la época del año, alertando de posibles superaciones de las temperaturas de “disparo” y dando consejos de protección; todo ello, siempre dirigido a la población, pero también al sistema asistencial (16,17).
• Polen. El polen ha sido objeto de interés científico desde hace muchos años. Uno de los motivos es porque provoca lo que se denominaba como “la fiebre del heno”, las alergias, que acaban teniendo, hoy en día, unas importantes repercusiones tanto sanitarias como económicas. Hay redes específicas, es el caso de la Comunidad de Madrid (Red Palinocam), cuya creación estuvo vinculada al Programa Regional de Prevención y Control de Asma, pero también existen la de Murcia, Castilla-La Mancha, Galicia, Andalucía, Cataluña, etc., cuya misión es informar a la población y al sistema sanitario asistencial. Esta vigilancia del polen se encuentra coordinada desde la Asociación Española de Aerobiología, que cuenta con su rama técnica, la Red Española de Aerobiología (REA) (18).
• Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes (PRTR en sus siglas en inglés). Constituye un instrumento muy relevante para facilitar la participación del público en el proceso de toma de decisiones en asuntos medioambientales, como así lo reconoce el Reglamento 166/2006, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de enero de 2006, relativo al establecimiento de esta herramienta, ya que permite a los usuarios localizar datos clave de contaminación del medio ambiente y las principales fuentes de emisión procedentes de instalaciones industriales, tanto a la atmósfera como al agua o al suelo (19). PRTR obliga a las industrias (complejos industriales) a dar de alta anualmente todas las emisiones al aire, al suelo o al agua (directamente a cauces o indirectamente a través de depuradora), así como la transferencia de residuos, peligrosos o no peligrosos, siempre que se superen los umbrales de información (que no límites de emisión) establecidos por la normativa PRTR. El análisis de esta información, que ha sido objeto del proyecto “Mortalidad en áreas pequeñas españolas y Desigualdades socio-Económicas y Ambientales” (MEDEA III), ha permitido identificar zonas de exposición relevantes a algunos contaminantes como metales, compuestos orgánicos volátiles, etc., que, sin duda, podrían ser de mucho interés para los Equipos de Atención Primaria que trabajan en esas zonas. (Figura 2).
 
 
Figura 2. Identificación de los municipios con las estimaciones de emisiones al aire y generación de residuos en la Comunidad de Madrid, año 2019 
 
• Vigilancia de vectores con interés en Salud Pública. La vigilancia entomológica de mosquitos (Ae. albopictus, Culex spp, etc.) y flebótomos, pero también de fauna salvaje, garrapatas, etc., que cada vez van cobrando una mayor relevancia por mor del cambio climático.
 
Hay más sistemas de información con esta misma vocación sanitaria: la radiación ultravioleta, el ruido, los campos electromagnéticos, las instalaciones con amianto o las redes vigilancia de la radiación ambiental y, otras, que sería necesario crear como la vigilancia del radón en interiores en municipios calificados de zona I y II (20).
 
Programas de vigilancia y control oficial de los factores de riesgo sujetos a normativa sanitario ambiental 
 
Los programas de vigilancia y control constituyen lo más clásico de las actividades de la Sanidad Ambiental española. Todos ellos están sujetos a un marco legislativo, en unos casos, procedente de la Unión Europea, en otros de ámbito propiamente español.
 
Agua de abastecimiento 
 
El agua de consumo puede considerarse de buena calidad cuando es salubre y limpia; es decir, cuando no contiene microorganismos patógenos ni contaminantes a niveles capaces de afectar adversamente la salud de los consumidores. España cuenta con abastecimientos de alta calidad y rigurosos sistemas de vigilancia y de control analítico, que permiten que el agua llegue en buenas condiciones a los hogares y sea consumida con seguridad. Para ello, el agua se somete previamente a un tratamiento de potabilización y a diversos controles sanitarios.
El marco legislativo que regula la provisión de agua potable lo constituye el Real Decreto 3/2023, de 10 de enero, por el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de la calidad del agua de consumo, su control y suministro (21), que incorpora al derecho español las exigencias de la nueva Directiva (UE) 2020/2184 del Parlamento Europeo y del Consejo de 16 de diciembre de 2020 relativa a la calidad de las aguas destinadas al consumo humano.
Esta normativa incorpora varias cuestiones muy relevantes de las que se destacan algunas.
• Acceso al agua y población vulnerable.
• Planes sanitarios del agua.
• Los “edificios o locales prioritarios”: hospitales y clínicas, residencias geriátricas u otras residencias, hoteles, apartoteles, edificios turísticos y similares, centros de enseñanza, instalaciones deportivas cubiertas y centros penitenciarios, eso sí, todos ellos modulados por su tamaño.
• Protocolos de autocontrol.
• Clasificación de incidencias, consideradas como superaciones de los valores de referencia o falta de suministro, y actuaciones ante ellas.
• Suministro mediante cisternas, que puede cobrar una mayor relevancia por los periodos de sequía que se van arrastrando.
• Sistema de información SINAC.
A efectos de poder articularlos con criterio, el Ministerio de Sanidad ha editado las Guías para la elaboración del Plan Sanitario del Agua (PSA): Guía práctica para la elaboración de un PSA en una zona de abastecimiento. Tomo 1. Evaluación semicuantitativa, al que irán siguiendo otros manuales (22).
 
Piscinas 
 
Las piscinas constituyen un espacio de ocio y recreo muy relevante para la población porque le permite la práctica de un deporte, la natación, que no tiene límites de edad, lo que propicia, entre los que la practican, grandes beneficios para su salud.
Se regulan por el Real Decreto 742/2013, de 27 de septiembre, por el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de las piscinas (23). Este Real Decreto tiene por objeto establecer los criterios básicos técnico-sanitarios de la calidad del agua y del aire de las piscinas con la finalidad de proteger la salud de los usuarios de posibles riesgos físicos, químicos o microbiológicos derivados del uso de estas. Cuenta con el sistema de información SILOÉ.
 
Aguas de baño 
 
En España existe una importante tradición en el uso recreativo de las aguas, ya sean marítimas o continentales, debido a la buena climatología y la longitud de sus costas. Las zonas de baño son utilizadas fundamentalmente en periodo estival Son instalaciones, públicas y privadas, cuyo número ha proliferado en los últimos años.
Las piscinas constituyen un espacio de ocio y recreo muy relevante para la población porque como recreo y para el ejercicio de deportes náuticos. Esta costumbre es compartida también por numerosos turistas de otras nacionalidades.
El marco legislativo de actuación administrativa es el Real Decreto 1341/2007, de 11 de octubre, sobre la gestión de la calidad de las aguas de baño (24), que transpone la Directiva 2006/7/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de febrero de 2006, relativa a la gestión de la calidad de las aguas de baño.
En función de la calidad que ofrece, se clasificarán anualmente las aguas de baño para un periodo no menor a una temporada completa, de acuerdo con el anexo II, como de calidad: a) Insuficiente. b) Suficiente. c) Buena. d) Excelente. Todo ello queda registrado en el sistema de información Náyade.
 
Legionelosis
 
Las bacterias del género Legionella se pueden encontrar en ambientes acuáticos naturales, así como en diversas instalaciones de edificios, siendo los sistemas de agua sanitaria y las torres de refrigeración las instalaciones que con mayor frecuencia se han identificado como fuentes de infección. Sin embargo, existen más fuentes que son objeto de vigilancia y control oficial, siguiendo las pautas marcadas por el Real Decreto 614/2024, de 2 de julio, por el que se modifica el Real Decreto 487/2022, de 21 de junio, por el que se establecen los requisitos sanitarios para la prevención y el control de la legionelosis (25).
El abordaje de la prevención de la legionelosis se realiza, o bien estableciendo un Plan de Prevención y Control de Legionella (PPCL), o bien un Plan Sanitario frente a Legionella (PSL), que debe implementar el titular de cada una de las instalaciones, bien de forma directa, o bien a través de empresas contratadas. En este último caso, las empresas contratadas deben estar inscritas en el Registro Oficial de Empresas y Servicios Biocidas (ROESB).
 
Sustancias químicas 
 
El control sanitario de los productos químicos se dirige a prevenir y limitar los efectos perjudiciales para la salud humana derivados de la exposición a corto y largo plazo de sustancias y preparados químicos peligrosos. Las sustancias y mezclas químicas han ido cobrando una gran importancia debido, sobre todo, a las políticas implementadas desde la Unión Europea en forma de Reglamentos, de los que cabe mencionar al menos cuatro:
• REACH (Reglamento (CE) núm. 1907/2006, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, relativo al registro, la evaluación, la autorización y la restricción de las sustancias y mezclas químicas (26) y por el que se crea la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas, es un Reglamento de la Unión Europea, adoptado con el fin de mejorar la protección de la salud humana y el medio ambiente contra los riesgos que pueden presentar los productos químicos, a la vez que se potencia la competitividad de la industria química de la UE. El Reglamento fomenta igualmente métodos alternativos para la valoración del peligro de las sustancias con el fin de reducir el número de ensayos realizados con animales.
• El Reglamento CLP (Reglamento (CE) núm. 1272/2008, de 16 de diciembre de 2008, del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre clasificación, etiquetado y envasado (27) de sustancias y mezclas tiene por objeto garantizar una comunicación clara de los peligros que presentan las sustancias químicas a los trabajadores y a los consumidores de la Unión Europea por medio de la clasificación y el etiquetado de los productos químicos. Además, este Reglamento supone la armonzación de la UE al Sistema Goblalmente Armonizado establecido por Naciones Unidas..
• Reglamento de Productos Biocidas (BPR) (28). El principio básico sobre el que se sustenta este Reglamento es que los productos biocidas (aquellos preparados que contienen una o más sustancias activas biocidas) han de ser autorizados antes de ser comercializados o usados en el Espacio Económico Europeo (EEE) y Suiza. Esto se lleva a cabo mediante dos pasos consecutivos. Primero, la sustancia activa, entendiendo como tal como toda sustancia o microorganismo que ejerza una acción sobre o contra organismos nocivos, es evaluada y, siempre y cuando se cumplan los requisitos, es aprobada para un tipo de producto específico. El segundo paso es la autorización de cada producto que consista en, contenga o genere dicha sustancia activa autorizada.
• Reglamento relativo a la comercialización de productos fitosanitarios (29), con el objetivo de garantizar un alto grado de protección de la salud humana, animal y del medio ambiente, a la vez que salvaguardar la competitividad de la agricultura comunitaria, sienta las bases para lograr una completa armonización en la UE en la aprobación de las materias activas, la autorización de comercialización y la utilización de los productos fitosanitarios.
 
Control vectorial 
 
Hoy en día, y probablemente ante el fenómeno del cambio climático y el cambio global, se están produciendo cambios en relación con determinados vectores, entre ellos, los dípteros, que tienen una gran transcendencia en términos de Salud Pública. Esta transcendencia se concreta en los riesgos de presencia de algunos arbovirus tales como dengue, chikunguña, zika, virus del Nilo, etc.
Los dípteros son insectos con metamorfosis completa, que se caracterizan por poseer dos alas en lugar de cuatro, como la mayoría de los insectos. El primer par es el único que existe; el segundo está representado por unos órganos especiales formados por un pequeño tallo terminado en una dilatación, llamados balancines.
De todas las familias, interesan desde el punto de vista de la Salud Pública las tres siguientes: culícidos (o mosquitos), flebótomos y simúlidos. Sin embargo, como se indicaba con anterioridad, no se deben olividar las garrapatas, transmisoras, entre otras, de la enfermedad de Lyme, de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, etc. (30).
 
Empresas de gestión de plagas 
 
Desde el año 1983, “las empresas que fabriquen, y/o formulen, envasen, almacenen y/o comercialicen biocidas, así como quienes presten servicios de aplicación de los mismos deben estar inscritas en los Registros Oficiales de Establecimientos y Servicios Biocidas de la Comunidad Autónoma en la que resida su domicilio social” (31).
El Registro actúa a modo de pauta administrativa de control, en este caso, tanto de la empresa y/o servicio (competencia autonómica), como del producto biocida, cuya competencia en su autorización es estatal (Ministerio).
El procedimiento de inscripción lleva implícito la presentación de toda una documentación: responsable técnico (cualificación adecuada), biocidas utilizados, recursos técnicos, recursos humanos y formación, protocolos de trabajo, etc.
 
Programa de control de los campos electromagnéticos de baja freceuncia: estaciones base 
 
La telefonía móvil es un servicio de telecomunicación que tiene por objetivo proporcionar un canal de comunicación entre los distintos usuarios, mediante el uso de terminales dentro de un área definida, pudiendo mantenerse una comunicación establecida, aunque uno o los dos comunicantes se estén desplazando.
Los usuarios demandan un buen sistema que les permita comunicarse de una manera segura y eficaz. Para conseguir este objetivo es necesario el despliegue de una infraestructura de telecomunicaciones, constituida fundamentalmente por dos elementos que son el teléfono móvil y las estaciones base.
El Real Decreto 1066/2001, de 28 de septiembre, por el que se aprueba el Reglamento que establece condiciones de protección del dominio público radioeléctrico, restricciones a las emisiones radioeléctricas y medidas de protección sanitaria frente a emisiones radioeléctricas (32), recoge la Recomendación 1999/519/CE dictando límites y pautas a adoptar para la protección sanitaria de la población frente a las emisiones radioeléctricas, quedando incluidas entre otras las estaciones de telefonía móvil.
 
Aguas residuales regeneradas y sus potenciales de utilización 
 
Debido a la situación de sequía y de los costes de algunos conflictos bélicos, en la producción agrícola y ganadera, ha tenido lugar un cambio importante en la normativa que regula el uso de las aguas depuradas, que se caracteriza por el impulso y la promoción de este recurso a través de medidas encaminadas a incentivar su uso como la concesión de ayudas, exención del pago de la tarifa de utilización de agua o la exención en el canon de vertido.
En España, el agua para riego es un agua regenerada cuyo uso está regulado a través del Real Decreto-ley 4/2023, de 11 de mayo, por el que se adoptan medidas urgentes en materia agraria y de aguas en respuesta a la sequía y al agravamiento de las condiciones del sector primario derivado del conflicto bélico en Ucrania y de las condiciones climatológicas, así como de promoción del uso del transporte público colectivo terrestre por parte de los jóvenes y prevención de riesgos laborales en episodios de elevadas temperaturas y, en lo que no se opone a él, del Real Decreto 1620/2007, de 7 de diciembre, por el que se establece el régimen jurídico de la reutilización de las aguas depuradas (33).
El uso de las aguas regeneradas pueden incorporar importantes riesgos sanitarios, por lo que una vez más existe una importante labor de las autoridades con competencias en materia de salud ambiental, dado que deben emitir un informe preceptivo y vinculante en el procedimiento de autorización y/o concesión administrativa para la producción, suministro y uso de estas aguas, así como realizar, junto con el organismo de cuenca, la vigilancia y el control de las condiciones establecidas en el plan de gestión del riesgo que todo productor y usuario de estas debe implantar en la parte que le corresponda (33).
 
Calidad del aire interior 
 
La pandemia de COVID-19 ha evidenciado, aún más si cabe, la importancia de la calidad del aire interior como vehículo de transmisión de enfermedades (34). Recientemente, un grupo notable de científicos ha requerido, literalmente, un cambio de paradigma para combatir la infección respiratoria en interiores y ha solicitado para la higiene del aire un esfuerzo equiparable al realizado históricamente con el agua y con los alimentos (35).
Los problemas de la calidad del ambiente interior son especialmente complejos y están interrelacionados: grupos heterogéneos de contaminantes, difícil relación causal, escaso conocimiento científico de nuevas moléculas de síntesis, etc., lo que, sumado a las condiciones operativas no adecuadas de sistemas de ventilación y recirculación de aire, refrigeración y/o calefacción, suponen un potencial problema en la calidad del ambiente dentro de los edificios de uso público. Todo ello refuerza la necesidad de enfoques de gestión basados en los requisitos legales, los conocimientos científicos y buenas prácticas higiénicas (36).
La norma UNE 171330. Calidad ambiental en interiores. Plan de control de la calidad del aire interior: Diagnóstico y revisión de calidad ambiental interior (37) define la Calidad de aire en interiores como el “Conjunto de condiciones ambientales de los espacios interiores adecuados al usuario y la actividad, definidas por los niveles de contaminación física, química, microbiológica del aire”.
Tanto esta norma UNE, como el Reglamento de Instalaciones Térmicas de Edificios (RITE) (38), y el Código Técnico de la Edificación (20), definen los aspectos más relevantes a considerar en relación con la calidad del aire interior.
Todas estas actividades de control oficial que se han detallado han tenido su refrendo en el Plan Estratégico de Salud y Medio Ambiente (PESMA) elaborado por la Subdirección General de Sanidad Ambiental y Salud Laboral, del Ministerio de Sanidad (39).
 
Atención Primaria y Sanidad Ambiental 
 
No hace falta recordar a Hipócrates para reconocer la importancia que tiene el conocimiento del ambiente en la anamnesis de los pacientes. La Sanidad Ambiental no solo tiene vocación, es que necesitaría trabajar con los Equipos de Atención Primaria (y también con Atención Hospitalaria) para establecer las sinergias necesarias que les puedan ayudar en su trabajo.
Sanidad Ambiental, por su esencia, conoce los factores de riesgo ambiental del territorio y puede acceder a sistemas de información que les resulten necesarios a los EAP.
Como se sabe, los niños están más expuestos a los factores de riesgo ambiental que los adultos por unidad de peso o superficie corporal; además presentan una absorción mayor para determinados contaminantes. También refieren mayor interés por determinados alimentos como los derivados lácteos, donde se acumulan los compuestos químicos liposolubles; finalmente, los niños permanecen más tiempo cerca del suelo, por lo que están más expuestos a los contaminantes ahí depositados.
En esta vocación de servicio a los EAP, la Sanidad Ambiental podría contribuir a la mejora de la asistencia sanitaria pediátrica con la introducción de enfoques y herramientas que les ayuda a valorar la influencia del medio ambiente sobre la salud infantil.
Además, es importante señalar la importancia que tiene en AP la Farmacia comunitaria, que ha demostrado ser no solo un buen baluarte en la actual pandemia, sino que, además, está llamada a cubrir importantes lagunas de promoción de la salud dirigidas a la población.
En la Ley 33/2011, de 4 de octubre, General de Salud Pública se encuentra el artículo 24 que resulta muy prometedor: “De la colaboración de otros centros y establecimientos sanitarios con la Salud Pública: 1.- Las Administraciones sanitarias podrán prever la colaboración de las oficinas de farmacia, centros o establecimientos de veterinaria o de otros servicios sanitarios comunitarios en los programas de Salud Pública”.
Esta colaboración se está articulando a través de muchas experiencias como los vectores en el caso de Canarias, Andalucía o Comunidad de Madrid; la protección frente a las radiaciones solares en la época estival; la detección rápida del VIH; etc.
En este sentido, el Foro AF-FC (Atención Farmacéutica-Farmacia Comunitaria) define los Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales (SPFA) (40) como “aquellas actividades sanitarias prestadas desde la FC por un farmacéutico, que emplea sus competencias profesionales para la prevención de la enfermedad y la mejora tanto de la salud de la población, como la de los destinatarios de los medicamentos y productos sanitarios, desempeñando un papel activo en la optimización del proceso de uso y de los resultados de los tratamientos. Dichas actividades, alineadas con los objetivos generales del sistema sanitario, tienen entidad propia, con definición, fines, procedimientos y sistemas de documentación, que permiten su evaluación y retribución, garantizando su universalidad, continuidad y sostenibilidad”.
Sin duda, la Sanidad Ambiental española debe dirigir sus pasos hacia el encuentro con los Equipos de Atención Primaria.
Reorientar sus acciones, reducir la acción de control oficial y trabajar más a fondo en la caracterización de la exposición a los factores de riesgo ambiental.
 

Conflictos de intereses 

 
Ninguno.
 

Financiación 

 
Ninguna.
 

Bibliografía 

 
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7. Decreto por el que se establece el procedimiento de la Evaluación del Impacto en la Salud de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) núm. 243, de 15 de diciembre de 2014.
8. Vela-Ríos J, Rodríguez-Rasero FJ, Moya-Ruano LA, et al. Institucionalización de la evaluación del impacto en la salud en Andalucía. Gac Sanit. 2016; 30:81-4.
9. Ley 17/2015, de 9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil. Boletín Oficial del Estado (BOE) núm. 164, de 10 de julio de 2015.
10. Directiva 2012/18/UE del Parlamento europeo y del Consejo, de 4 de julio de 2012, relativa al control de los riesgos inherentes a los accidentes graves en los que intervengan sustancias peligrosas y por la que se modifica y ulteriormente deroga la Directiva 96/82/CE. Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) núm. L 197/1, de 24 de julio de 2012.
11. Orden PCM/1049/2022, de 1 de noviembre, por la que se crea la Comisión Interministerial de Biomonitorización Humana. Boletín Oficial del Estado (BOE) núm. 264, de 3 de noviembre de 2022.
12. Orden SCO/1591/2005, de 30 de mayo, sobre el Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo SINAC. Boletín Oficial del Estado (BOE) núm. 131, a 2 de junio de 2005.
13. Real Decreto 1341/2007, de 11 de octubre, sobre la gestión de la calidad de las aguas de baño. Boletín Oficial del Estado (BOE) núm. 257, de 26 de octubre de 2007.
14. Real Decreto 742/2013, de 27 de septiembre de 2013, por el que se establecen los criterios técnico sanitarios de las piscinas. Boletín Oficial del Estado (BOE) núm. 244, de 11 de octubre de 2013
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16. Ministerio de Sanidad. Plan Nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperatura sobre la salud. Madrid: Ministerio de sanidad; 2024.
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18. Asociación Española de Aerobiología. [sede web] [citado 16 sep 2024]. Disponible en: https://www.aerobiologia.com/
19. Reglamento (CE) nº 166/2006 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO, de 18 de enero de 2006, relativo al establecimiento de un registro europeo de emisiones y transferencias de contaminantes y por el que se modifican las Directivas 91/689/CEE y 96/61/CE del Consejo. DOUE L33/1, de 4 de febrero de 2006.
20. Real Decreto 732/2019, de 20 de diciembre, por el que se modifica el Código Técnico de la Edificación, aprobado por el Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo. Boletín Oficial del Estado (BOE) núm. 311, de 27 de diciembre de 2019.
21. Real Decreto 3/2023, de 10 de enero, por el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de la calidad del agua de consumo, su control y suministro. Boletín Oficial del Estado (BOE) núm. 9, de 11 de enero de 2023.
22. Ministerio de Sanidad. Guía práctica para la elaboración de un PSA en una zona de abastecimiento. Tomo I Evaluación semicuantitativa [internet]. Madrid: Ministerio de Sanidad [citado 16 sep 2024]. Disponible en: https://www.sanidad.gob.es/profesionales/saludPublica/docs/ PSA_ZA_TOMO_1_SEMICUANTITATIVO.pdf
23. Real Decreto 742/2013, de 27 de septiembre, por el que se establecen los criterios técnico-sanitarios de las piscinas. Boletín Oficial del Estado (BOE) núm. 11 de octubre de 2013.
24. Real Decreto 1341/2007, de 11 de octubre, sobre la gestión de la calidad de las aguas de baño, que transpone la Directiva 2006/7/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de febrero de 2006, relativa a la gestión de la calidad de las aguas de baño. Boletín Oficial del Estado (BOE) núm 257, de 26 de octubre de 2007.
25. Real Decreto 614/2024, de 2 de julio, por el que se modifica el Real Decreto 487/2022, de 21 de junio, por el que se establecen los requisitos sanitarios para la prevención y el control de la legionelosis. Boletín Oficial del Estado (BOE) núm. 160, de 3 de julio de 2024.
26. Reglamento (CE) núm. 1907/2006, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, relativo al registro, la evaluación, la autorización y la restricción de las sustancias y mezclas químicas. Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE) núm. 396, de 30 de diciembre de 2006
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39. Ministerio de Sanidad. Plan Estratégico de Salud y Medioambiente 2022-2026 (PESMA). Madrid: Ministerio de Sanidad; 2023.
40. Foro de Atención Farmacéutica-Farmacia Comunitaria (Foro AF-FC). Guía práctica para los Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales en la Farmacia Comunitaria. Madrid: Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos; 2019.
 
 

Artículo 3 - Enfermería Comunitaria y salud ambiental. Cuidando del medio ambiente, cuidando comunidades

 
Cómo citar este artículo:
Sánchez Hernando B, Gracia Saz L, Badía Manzano I, Gran Justicia M, Gras Nieto E, Gea Caballero V. Enfermería Comunitaria y salud ambiental. Cuidando del medio ambiente, cuidando comunidades. RIdEC 2024; 17(Supl. 1):31-5.
 
Fecha de recepción: 26 de mayo de 2024.
Fecha de aceptación: 9 de septiembre de 2024.
 

Autores

 
1 Beatriz Sánchez Hernando
2 Lucía Gracia Saz
3 Isaac Badía Manzano
4 Marta Gran Justicia
4 Elvira Gras Nieto
5 Vicente Gea Caballero
 
  1. Enfermera Familiar y Comunitaria. Centro de Salud Miralbueno (Zaragoza). Universidad Internacional de Valencia. España
  2. Residente Enfermería Familiar y Comunitaria. Centro de Salud Miralbueno (Zaragoza). España
  3. Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. CSI Villajoyosa (Alicante) España
  4. Enfermera Familiar y Comunitaria. Centro de Salud Altea (Alicante). España
  5. Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad Internacional de Valencia. España
 
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Resumen 

 
Unas de las competencias de las enfermeras comunitarias es la vigilancia de la salud ambiental y la planificación y desarrollo de acciones de promoción de la salud en la población. Para ello, debe de conocer las características del medio ambiente en el que desarrolla su trabajo, sobre todo, aquellas que condicionen la salud de la población. Algunos de los factores ambientales que afectan al cambio climático, como las temperaturas extremas, una incorrecta gestión de residuos y el empeoramiento progresivo de la calidad del aire y del agua, que suponen una amenaza para la salud de las personas pueden ser trabajados desde la Atención Primaria de Salud y en colaboración con las entidades locales para implementar med,idas de prevención y de Educación para la Salud, priorizando grupos especialmente sensibles. Por otra parte, el reconocimiento de hechos y prácticas sostenibles, así como la recomendación de activos para la salud ambiental dentro de los territorios ayudará a fomentar y promover actividades salutogénicas que mejoren la salud y el bienestar del medio ambiente y de la ciudadanía.
Palabras clave: salud ambiental; Enfermería en Salud Comunitaria; medio ambiente y Salud Pública; cambio climático; Atención Primaria de Salud; servicios de salud comunitaria.
 

Abstract 

Community Nursing and Environmental Health. Caring for the environment, caring for communities 
 
One of the competences of community nurses is monitoring Environmental Health and planning and developing actions of health promotion in the population. For this, they must have knowledge of the characteristics of the environment where they carry out their work, particularly of those which condition population health. Some of the environmental factors with impact on climate change, such as extreme temperatures, an inadequate waste management, and the progressive worsening in the quality of air and water, which represent a threat for the health of people, can be worked upon from Primary Care and in collaboration with local organizations, in order to implement measures for prevention and Health Education, prioritizing those groups which are particularly sensitive. On the other hand, the acknowledgement of sustainable actions and practices, as well as the recommendation of assets for environmental health within the territories, will help to encourage and promote salutogenic activities to improve the health and wellbeing of the environment and the population.
Key words: Environmental Health; Community Health Nursing; environment and Public Health; climate change; Primary Care; community health services.
 

 

Introducción 

 
La Enfermería Comunitaria se ocupa del abordaje de las personas, familias y comunidades desde un enfoque salutogénico que prima la salud, su promoción, mantenimiento y potenciación mediante el empoderamiento de las personas en su autocuidado. Una disciplina que no puede entenderse desligada del cuidado del entorno en el que viven las personas y conviven en comunidades. De este modo, las enfermeras comunitarias tienen entre sus competencias la vigilancia de la salud medioambiental, la planificación y el desarrollo de acciones sobre la salud ambiental, la colaboración en la gestión de actividades de inspección y registro sanitario de alimentos, establecimientos públicos y medioambiente, así como la capacidad de reconocer y favorecer la situación ambiental y el impacto en salud del medioambiente (1). El desarrollo de estas competencias se puede realizar directamente desde Atención Primaria, pero también desde la comunidad junto con otros sectores, como son las administraciones locales y asociaciones, y en colaboración con las unidades de Salud Pública.
En este sentido, la Sanidad Ambiental pone de relieve los problemas ambientales existentes en el territorio, lo cual debería ser aprovechable desde las consultas de Atención Primaria para poder realizar labores de estudio y prevención a nivel individual, grupal y comunitario y con las administraciones locales en aquellos eventos que puedan suponer un factor de riesgo o una amenaza para la salud.
 

Desarrollo 

 
Para que las enfermeras comunitarias puedan llevar a cabo las recomendaciones adecuadas en protección y promoción de la salud y prevención de la enfermedad es necesario que conozcan a fondo las características ambientales del entorno, tanto los problemas o amenazas, como sus retos y oportunidades, para así poder tomar las mejores decisiones (2).
En este sentido, se puede observar el medio ambiente y sus problemas, que condicionan la salud de las poblaciones, a través de varios escenarios concretos, como son las temperaturas extremas, el uso y la gestión de residuos, la calidad del aire y la calidad del agua.
Entrando en detalle de los factores climáticos mencionados, el cambio climático en el planeta es un hecho innegable y, como consecuencia de ello en España, uno de los cambios observables es la consecución de periodos con temperaturas extremas.
La exposición a temperaturas ambientales elevadas puede provocar sin duda una respuesta fisiológica insuficiente del sistema termorregulador del organismo. En este sentido, el Equipo de Atención Primaria, gracias a la información y a las alertas que se hacen llegar desde Salud Pública (3), es el encargado de mediar y difundir la información a la población sobre los efectos del calor excesivo, identificando a los grupos de riesgo, como pueden ser la infancia y los adultos mayores, y, además, dando información y Educación para la Salud sobre las medidas de protección y prevención.
Otro de los factores que afecta a la salud de la población es la gestión correcta de residuos. Según la World Wildlife Fund (WWF) (4), el plástico representa el 95% de los residuos que flotan en el Mediterráneo, la mayor parte proveniente de Turquía y España, seguidos de Italia, Egipto y Francia, países donde los turistas incrementan la basura marina en un 40% cada verano. El impacto de esta contaminación repercute en el entorno, tanto a nivel macro, como a nivel micro, de hecho, se estima que el 18% de las poblaciones de atún y pez espada tienen restos de plásticos en sus estómagos, lo cual afecta al consumo humano. A este respecto, un reciente estudio de la Universidad de Newcastle (5) evidenció, tras analizar la sangre de 22 sujetos, que 17 presentaron cinco polímeros diferentes, los componentes básicos del plástico. En cifras globales, la concentración de partículas de plástico en la sangre de los 22 donantes ascendió a una media de 1,6 microgramos por mililitro. Ante estos datos parece mandatorio priorizar acciones en la reducción del vertido de plásticos al medio ambiente a nivel global e intersectorial, pero también local, donde las enfermeras comunitarias ejercen una importante labor de concienciación y competencia en gestión de residuos, mediante la Educación para la Salud y la acción comunitaria, en la que convergen ayuntamientos, técnicos y la propia comunidad.
Respecto a la calidad del aire, a medida que la urbanización y la industrialización avanzan, la contaminación atmosférica se ha convertido en un problema cada vez más urgente. Comprender y abordar la calidad del aire se ha vuelto fundamental para proteger la salud de las comunidades en todo el mundo. La contaminación del aire se caracteriza por la presencia de cuatro contaminantes principalmente, que merecen una atención específica debido a su impacto en la salud: las partículas suspendidas en el aire, el ozono, el dióxido de nitrógeno y el dióxido de azufre. Estos contaminantes no solo tienen efectos directos en la salud humana, sino que también contribuyen significativamente al cambio climático. Este último, a su vez, influye en factores meteorológicos como la humedad y la temperatura, los cuales juegan un papel fundamental en la determinación de la calidad del aire exterior (6). Se han identificado ciertos grupos de la población que son especialmente susceptibles a los efectos adversos de la contaminación del aire en su salud. Entre estos grupos se encuentran adultos mayores, la etapa de la infancia, mujeres embarazadas, personas con enfermedades respiratorias, cardiacas o metabólicas como la diabetes, individuos con sobrepeso u obesidad, aquellos con bajos ingresos económicos, hábito tabáquico, personas que realizan trabajos físicos al aire libre de forma habitual, así como trabajadores expuestos al tráfico o a la contaminación industrial. Por tanto, adoptar medidas que tengan en cuenta a estos grupos específicos contribuirá de manera significativa a una reducción más efectiva del impacto negativo de la contaminación del aire en la Salud Pública (7). En este sentido, Sanidad Ambiental y las enfermeras comunitarias comparten el desafío de promover la salud y prevenir enfermedades relacionadas con la calidad del aire mediante la educación y la sensibilización a la población general; identificando riesgos y grupos vulnerables; apoyando y ejecutando políticas sanitarias relacionadas con la salud ambiental; monitorizando los efectos de la contaminación del aire; y realizando intervenciones directas en la comunidad.
Como ya se ha demostrado, las aguas residuales son un excelente indicador de la salud ambiental de los territorios. Con el análisis de estas, no solo se puede controlar algunas sustancias contaminantes, como tóxicos, microplásticos, etc., sino que también se puede cuantificar los metabolitos activos e inactivos de algunos fármacos; además de encontrar las secuencias de ARN de algunos virus y/o agentes infecciosos. Por tanto, podría decirse que todo queda disuelto en el agua.
El agua es un gran predictor de riesgos y de enfermedades para las diferentes poblaciones. De hecho, durante la pandemia por COVID-19 se observó la asociación entre la presencia del ARN del virus en aguas fecales y las diferentes olas y brotes de enfermedad (8), considerando el análisis de las aguas como una excelente herramienta para predecir brotes epidémicos.
Además, en este artículo se pudo comprobar cómo afectan algunas prácticas positivas para la salud, como la vacunación, en el curso de la enfermedad, sin detectar cambios en el agua.
El análisis del agua permitiría, por tanto, detectar oscilaciones y niveles basales de un sinfín de sustancias que podrían suponer un riesgo para la salud de la población. Ello facilitaría adecuar la planificación en salud, en función de estos contaminantes ambientales que, a día de hoy, aunque son tenidos en cuenta, no cuentan con la prioridad a la hora de realizar estrategias de prevención y Educación para la Salud con la población.
Además, mediante la comparación de los factores ambientales encontrados en el agua con la salud general de la población, se podrían identificar prácticas beneficiosas para la salud por parte de los territorios que las realizan y compartirlas con otros territorios similares.
En este sentido, aunque todos los territorios deberían de poder beneficiarse de las ventajas que supone un adecuado control de las aguas, no todos los territorios cuentan con la capacidad para asumir tareas como la toma de muestras y el posterior análisis. Es por ello, que la colaboración entre las diferentes administraciones locales y la Atención Primaria de Salud es clave. Las enfermeras comunitarias pueden asumir un papel protagonista en el control de las aguas y posterior desarrollo de políticas de prevención de la salud para la población, adecuando el mensaje a los diferentes hallazgos, de manera rápida y actualizada.
Por último, y sin olvidar la relación entre los determinantes sociales de la salud y el cambio climático, se sabe que este último está afectando de manera desigual a las poblaciones, siendo de nuevo los más pobres los más perjudicados, lo cual provoca aún más inequidades en salud. Las sequías y plagas también suben los precios de los alimentos frescos impidiendo el acceso a estos productos a muchas personas. Además, el entorno laboral de las personas que trabajan en diferentes sectores se está endureciendo debido a que se ejerce bajo condiciones ambientales cada vez más extremas.
También los entornos residenciales se hacen eco de estas inequidades, ya que pueden ser refugios climáticos para algunas personas (piscinas y aires acondicionados) y zonas de riesgo para otras (problemas estructurales y de aislamiento). Siguiendo esta línea argumental, las enfermeras comunitarias han de responder a esta problemática del cambio climático con el enfoque que siempre la ha definido como disciplina, con una base salutogénica basada en los determinantes sociales de la salud, integral e integradora que asegure la equidad en la atención a la salud y el cambio climático (9).
Desde la Atención Primaria de Salud, las enfermeras comunitarias miran al medio ambiente promoviendo la adopción de hábitos sostenibles. Algunos de ellos tienen que ver con la disminución de emisiones, que aúna el respeto por el medio ambiente con las conductas cardiosaludables como son el transporte a pie o en bicicleta. Siguiendo esta línea argumental, en función de las recomendaciones sobre alimentación sostenible del Ministerio de Consumo (10), la promoción de hábitos de alimentación vuelve a aunar sostenibilidad y beneficio para la salud, promoviendo la alimentación de temporada y de kilómetro cero, de cultivo sostenible y con un uso responsable de los recursos.
En este sentido, la OMS ofrece una serie de recomendaciones dirigidas a los gobiernos para crear entornos alimentarios saludables y fomentar prácticas alimentarias saludables que incluyen conceptos de participación comunitaria y potenciación del comercio y del tejido social, como son la incentivación de los productores minoristas, la reformulación sobre el contenido de los alimentos, su comercialización y su etiquetado, la aplicación de medidas especiales en ciertos momentos de la vida de los individuos y la inclusión de políticas nacionales para promover la alimentación saludable (11).
Poniendo la vista de nuevo sobre el terreno, el mapeo de activos, la colaboración con las administraciones locales, la participación activa de la comunidad, permite identificar y priorizar los problemas ambientales locales, lo cual facilita la adopción de medidas que protegen la salud y promueven el bienestar de los ciudadanos, así como la implementación de programas de educación ambiental que faciliten prácticas saludables, como la gestión eficaz de residuos, el uso eficiente de recursos y la reducción de la contaminación (12). Por otra parte, las enfermeras comunitarias acompañan a las comunidades en la identificación de activos de salud. Son muchas las personas que identifican y relacionan entornos en la naturaleza como factores protectores y generadores de salud y abogan por su promoción y protección. Desde los centros de salud se ha de acompañar a la sociedad en la búsqueda e identificación de activos y fortalezas que ayuden a adaptarse al cambio climático.
Por último, los sistemas sanitarios del mundo tienen que dar ejemplo en sostenibilidad y cuidado del planeta al resto de sectores. La efectividad y el progreso de los sistemas de salud debe ir unida a su eficiencia energética, bajo consumo de recursos naturales, uso de energías renovables y disminución de emisiones de CO2. La Alianza para la Acción Transformadora sobre clima y Salud tiene como principal objetivo impulsar y sostener el progreso y la ambición en sistemas de salud resilientes y bajos en carbono (y sus cadenas de suministro). Muchos países, y entre ellos España, ya se han comprometido formalmente a desarrollar sistemas de salud sostenibles, resilientes al clima y con bajas emisiones de carbono (13).
Por todo ello, la salud ambiental y la participación comunitaria se entrelazan a la hora de construir entornos más saludables y sostenibles.
 

Conclusión 

 
En conclusión, la alianza entre los profesionales de Sanidad Ambiental y las enfermeras comunitarias, como parte del equipo de Atención Primaria, es importante para la protección y promoción de la salud frente a los factores de riesgo ambientales.
La comprensión de cómo el cambio climático, el consumo sostenible, la adecuación del agua, la calidad del aire y otros aspectos del entorno pueden impactar directamente en la salud de la población permite realizar intervenciones más efectivas y coordinadas. Como se ha desarrollado a lo largo de este artículo, al trabajar de manera colaborativa, se pueden identificar y abordar los riesgos ambientales, educar a la comunidad en prácticas más sostenibles y saludables para el medio ambiente y promover políticas que protejan los entornos donde convivimos. La salud ambiental y la salud humana están íntimamente vinculadas, y su abordaje integral es esencial para garantizar un futuro saludable y sostenible para todos.
 

Conflictos de intereses 

 
Ninguno.
 

Financiación 

 
Ninguna.
 

Bibliografía 

 
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Artículo 4 - La salud planetaria más allá de la consulta de Medicina Familiar y Comunitaria: propuestas de colaboración con Salud Pública

 
Cómo citar este artículo:
Fernández Ortiz A. La salud planetaria más allá de la consulta de Medicina Familiar y Comunitaria: propuestas de colaboración con Salud Pública. RIdEC 2024; 17(Supl. 1):36-47.
 
Fecha de recepción: 5 de julio de 2024.
Fecha de aceptación: 4 de septiembre de 2024.
 

Autora

 
1 Anna Fernández Ortiz
 
  1. Medicina Familiar y Comunitaria. EAP Gavà 1. Gavà, Barcelona (España). Miembro del Programa de Salud Planetaria de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC).
 
E-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
 

Resumen 

 
La salud planetaria se define como “la salud humana y el estado de los ecosistemas naturales de los que depende”, porque el medioambiente y la contaminación de este afectan a la salud de las personas; ya sea de manera directa o indirecta. Como médicos de familia y comunitaria no podemos ser ajenos a nada que afecte a la salud de nuestros pacientes, por eso debemos implicarnos e incorporar la perspectiva en salud planetaria en el día a día de las consultas. Por ejemplo, a la hora de realizar la anamnesis, con herramientas específicas que permitan abordar los riesgos medioambientales a los que están expuestos los pacientes.
O a la hora de manejar ciertas enfermedades, como las que son causadas y/o exacerbadas por la contaminación del aire o las temperaturas extremas; las enfermedades transmitidas por vectores o los cambios en los patrones del polen que influyen en las alergias. Para que todo esto sea posible, es imprescindible establecer una alianza con Salud Pública, que permita disponer de datos actualizados de la situación medioambiental en nuestras áreas de trabajo, protocolos de actuación para la prevención y el manejo; programas de Salud Pública de alcance nacional, regional y local; y herramientas que permitan influir en el ámbito político y mejorar la práctica asistencial.
Palabras clave: Atención Primaria Ambiental; salud ambiental; riesgos ambientales.
 

Abstract 

Global health beyond the Family and Community Medicine practice: proposals for collaboration with Public Health 
 
Global health is defined as “the human health and the status of the natural ecosystems it depends upon”, because the environment and its contamination have impact on the health of persons, either direct or indirectly. As Family and Community doctors, we cannot be unaware of anything that impacts the health of our patients; that is why we must get involved and incorporate the perspective of global health into our daily practice. For example, when conducting anamnesis, by using specific tools that allow to address the environmental risks to which our patients are exposed. Or at the time of managing certain conditions, such as those caused and/or exacerbated by air contamination or extreme temperatures, diseases transmitted by vectors, or changes in pollen patterns with impact on allergies. To make all this possible, it is essential to establish an alliance with Public Health, which allows to access updated data of the environmental scenario in our areas of practice, as well as protocols of action for prevention and management, Public Health programs with national, regional and local scope, and tools that allow to influence the political setting and improve healthcare practice.
Key words: Environmental Primary Care; Environmental Health; environmental risks.
 

 

Justificación 

 
La sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) creó el Programa de Salud Planetaria en el año 2019, a raíz de la declaración conjunta que publicaron WONCA, la Alianza para la Salud Planetaria y el Grupo de Trabajo de Médicos para la Salud Planetaria, que hacía un llamamiento a los médicos de familia para actuar por la salud planetaria (1).
Desde entonces, los miembros del programa tenemos el compromiso de analizar las implicaciones del cambio climático en la salud de las personas, promover acciones que ayuden a mitigarlo, divulgar y capacitar a la población, y hacer formación.
Desde los inicios, siempre hemos trabajado en red. Participando en este monográfico, queremos fortalecer la alianza entre la Medicina Familiar y Comunitaria y la Salud Pública, para que el trabajo que se realiza en Sanidad Ambiental sea más aplicable en el día a día de las consultas.
 

La salud planetaria 

 
La Fundación Rockefeller y The Lancet definieron en 2015 la salud planetaria como “la salud humana y el estado de los ecosistemas naturales de los que depende” (2), poniendo de manifiesto la interdependencia de la salud humana con la salud del entorno natural. Por eso, es crucial preservar la calidad de los sistemas naturales para salvaguardar la salud humana (3).
 

El cambio climático y los efectos sobre la salud El cambio climático repercute en nuestra salud de manera directa e indirecta (4,5).

 
Efectos directos 
 
Se trata de la morbimortalidad producida por los fenómenos meteorológicos extremos, las temperaturas extremas (p. ej. olas de calor y frío) y los incendios forestales.
• Fenómenos meteorológicos extremos: como las sequías, las inundaciones, los huracanes, etc., y los incendios forestales serán cada vez más frecuentes debidos al cambio climático.
• Olas de calor: existe una relación entre la elevación extrema de las temperaturas y la morbimortalidad (6), y se ha visto que dicha mortalidad también se relaciona con la magnitud y la duración de la ola de calor, así como con la velocidad a la que incrementa la temperatura. Las olas de calor cada vez son más frecuentes e intensas y afectan a más territorios.
Europa tiene la mayor tasa de mortalidad relacionada por calor en los últimos años (2017-22); se estima que la ola de calor de 2003 provocó 70.000 defunciones. En París, donde la temperatura máxima superó los 38 ºC durante seis días, la tasa de mortalidad se triplicó durante tres días. En España, ese mismo año, se registraron 6.600 defunciones atribuibles a las altas de temperaturas (7). En las ciudades, las olas de calor son exacerbadas por las islas de calor urbano (formadas por los edificios y las superficies pavimentadas que, al retener el calor, favorecen el incremento de la temperatura) y la ausencia de vegetación. Se ha visto que en las ciudades las temperaturas pueden ser entre 3 ºC y 4 ºC mayores que en las afueras (8).
El ser humano es capaz de termorregularse, es decir, mantener constante su temperatura pese a variaciones de la temperatura ambiental. Sin embargo, este mecanismo puede ser menos sensible en edades extremas de la vida, determinadas enfermedades neurodegenerativas y en personas con determinados tratamientos farmacológicos.
Son factores de riesgo a la exposición a altas temperaturas (9): – Edades extremas de la vida: lactantes y menores de 4 años, y personas mayores de 65 años.
– Mujeres gestantes.
– Antecedentes de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, neurológicas, mentales, diabetes y obesidad.
– Tratamiento con diuréticos, neurolépticos, anticolinérgicos y sedantes, entre otros fármacos.
– Consumo de alcohol y otras drogas.
– Niveles socioeconómicos más bajos.
– Personas que viven solas.
– Viviendas sin climatización o con refrigeración difícil.
– Exposición excesiva al calor por razones laborales, deportivas o de ocio.
– Ambiente muy urbanizado.
La mortalidad asociada al calor no está solo relacionada con los “golpes de calor” (que representan un pequeño porcentaje de la mortalidad atribuible al calor: 2%-3% en España) sino, sobre todo, con el empeoramiento de patologías ya existentes: cardiovasculares, respiratorias, renales, gastrointestinales y neurológicas. Además, las altas temperaturas se han relacionado con un incremento de partos prematuros y recién nacidos con bajo peso (7).
• Olas de frío: las temperaturas extremadamente frías también incrementan la morbimortalidad. En la mayoría de ciudades de Canadá, Estados Unidos y Eurasia, se registra mayor tasa de mortalidad durante la época de frío (10). Si bien, el mecanismo por el que esto ocurre no está del todo claro, podría ser por un incremento de la mortalidad cardiovascular y por enfermedades respiratorias, pero la relación entre estas variables es débil (6).
En España, el número de olas de frío es mayor que el de olas de calor. Y, por cada grado en que la temperatura mínima diaria esté por debajo del umbral de definición de ola de frío, la mortalidad diaria aumenta un 11,5%. Cada día que hay una ola de frío, la mortalidad media en cada capital de provincia se incrementa en 3,5 muertes al día (valor superior a las 3,0 que ocurren en los días de ola de calor) (7).
 
Efectos indirectos 
 
Desde un punto de vista indirecto, el cambio climático incide en la salud de las personas a través de una red de factores que ocasiona (Figura 1).
 
 
Figura 1. Relaciones entre el cambio climático y la salud 
 
• Incremento de las enfermedades no transmisibles (ENT): la contaminación del aire incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares (p. ej.: asma, EPOC, IAM), cáncer, diabetes, alergias, alteraciones neurológicas (p.
ej.: ictus y demencia) y provoca efectos adversos durante el embarazo (p. ej.: parto prematuro, disminución de peso al nacer, preeclampsia) (11,12).
El 90% de la población mundial vive en lugares donde el aire no es sano para respirar y 2.600 millones de personas a nivel mundial están expuestas a la contaminación del aire en interiores, debido a la producción de energía usada para cocinar y calentarse (p. ej.: biomasa, carbón). Son más vulnerables a la contaminación dentro del hogar las personas en edades extremas de la vida, las mujeres, las personas con antecedentes de enfermedades respiratorias y cardiovasculares; y aquellos con niveles socioeconómicos más bajos (13).
En 2015, la contaminación del aire causó 9 millones de muertes prematuras a nivel mundial (14). En Europa, en 2016, las PM2 (5) causaron más de 400.000 defunciones y la exposición a NO2, 70.000 (15).
• Incremento de las enfermedades infecciosas y cambios en los patrones de distribución de las enfermedades transmitidas por vectores: las enfermedades transmitidas por vectores (p. ej.: dengue, paludismo, fiebre del Nilo occidental, fiebre hemorrágica de Crimea-Congo) son el grupo de enfermedades que más está creciendo en el mundo, suponiendo el 17% de la carga mundial de enfermedades transmisibles y siendo responsables de casi un millón de muertes al año (16).
Este crecimiento se ha asociado a diversos factores como modificaciones en la demografía y comportamiento humanos (p. ej.: inmigración), actividades en relación con la tecnología e industria agrarias (p. ej.: cambios en la utilización del suelo o explotación de terrenos silvestres), la facilidad para el comercio y los viajes internacionales, unas medidas de Salud Pública e infraestructuras deficientes o la adaptación del agente infeccioso (17). Pero también, como consecuencia del cambio climático, ya que debido al incremento de la temperatura global cambia la distribución de los vectores (expansión y asentamiento desde áreas tropicales a zonas templadas) y su ciclo vital (se produce un aumento del número de vectores debido al acortamiento del ciclo de reproducción, la mayor duración del periodo de reproducción a lo largo del año y el incremento de los ciclos reproductivos totales) (18) (Figura 2).
El cambio climático produce también modificaciones en la disponibilidad y distribución del agua, favoreciendo el desarrollo y la reproducción de los vectores.
En España, al igual que en el resto del mundo, se ha visto un aumento de enfermedades zoonóticas en los últimos años, tanto en casos importados como en casos autóctonos, ya que numerosos vectores capaces de transmitir estas enfermedades están presentes en gran parte de nuestra geografía (19).
• Alteraciones nutricionales: provocadas por cambios en la producción de alimentos e inseguridad alimentaria, causadas por fenómenos meteorológicos, la acidificación de los océanos y la pérdida de biodiversidad.
• Cambios en los patrones de alergias: en las últimas décadas se ha visto un aumento de la prevalencia de alergias inducidas por polen, debido a varios factores como los cambios en la genética, los cambios en el estilo de vida, los hábitos alimentarios, la mejora de la higiene y el uso de antibióticos (20); pero también por el cambio climático y la contaminación en el aire.
El incremento de la concentración de CO2 y el aumento de la temperatura global generan variaciones en la distribución geográfica del polen y una elevación de la intensidad y la duración de la temporada de alergias (21-24) (Figura 3).
Los cambios en los patrones de lluvia, huracanes y vientos fuertes cambian los patrones de distribución regional de las especies de pólenes. Y las tormentas eléctricas, que son cada vez más frecuentes debido al aumento de la temperatura del mar, aumentan las concentraciones de grano de polen a nivel del suelo, lo que induce síntomas severos de asma en pacientes con asma y rinitis alérgica (22).
El incremento de la frecuencia y la intensidad de inundaciones y ciclones aumenta la producción de esporas fúngicas, que es un potente desencadenante de asma y rinitis.
Estos cambios provocan un aumento en los síntomas alérgicos respiratorios, teniendo como consecuencia dificultad para trabajar, aumento de la demanda de atención médica, incremento de la necesidad de medicación y, en definitiva, un aumento de la morbimortalidad de la población, suponiendo un impacto significante en el sistema sanitario.
 
 
Figura 2. Cambios en el ciclo vital de los vectores debidos al cambio climático 
 
 
Figura 3. Relación entre el cambio climático y la alergia al polen 
 
• Riesgos para la salud mental: los fenómenos meteorológicos extremos, las dificultades para conseguir agua y alimentos, los cambios sociales provocados por el cambio climático y el resto de factores mencionados anteriormente, son considerados factores estresores que incrementan el riesgo de depresión, trastorno de estrés postraumático, ansiedad y suicidio (1).
• Cambios sociales: pérdida de habitabilidad, pobreza, inmigraciones ambientales y conflictos violentos, como consecuencia del incremento del nivel del mar, los fenómenos meteorológicos extremos y el colapso de los ecosistemas.
El cambio climático es una fuente de inequidades, ya que no afecta a todos los colectivos por igual. Los diferentes ejes de desigualdad (la clase social, el género, la edad, la etnia o la raza y el territorio) influyen en las oportunidades que tiene cada individuo de mantener su salud, adaptarse al cambio climático, evitar las repercusiones sobre su salud o recuperarse (25). Son más vulnerables a los efectos del cambio climático las personas en edades extremas de la vida, las mujeres (sobre todo, las embarazadas) y los grupos con un menor nivel socioeconómico. Estas diferencias se explican por la interacción de la vulnerabilidad previa con los diferentes riesgos del cambio climático, el tipo de contaminantes del aire a los que están expuestos (p. ej.: trabajo, fuentes de energía) o la capacidad de adaptación a las situaciones adversas (26,12).
 

El papel de la medicina familiar y comunitaria en la salud planetaria 

 
Como médicos de familia y comunitaria (MFyC) no podemos ser ajenos a nada que afecte a la salud de nuestros pacientes, por eso no debemos quedarnos al margen de las implicaciones que tiene el cambio climático para la salud.
Tenemos que comprometernos y cuidar del planeta, para así también mejorar la salud de la ciudadanía. Nuestra práctica clínica ha de ser más sostenible en todos sus aspectos: a la hora de hacer recomendaciones en salud, prescribir, participar en actividades comunitarias, rediseñar los centros de salud y consultorios, formarnos, investigar, etc. Sin olvidarnos a la vez de nuestro papel fuera de la consulta, ya que podemos implicarnos políticamente para hacer que las modificaciones adaptativas al cambio climático incluyan la perspectiva de salud planetaria, trabajar para que las sociedades científicas y colegios profesionales sean organizaciones más sostenibles y establecer redes de información y apoyo con otros colectivos médicos y científicos, entre otras muchas iniciativas (6,12,26,27).
 
Anamnesis sobre salud medioambiental 
 
La anamnesis sobre salud medioambiental no suele ser una práctica habitual en las consultas de MFyC, por lo que es recomendable emplear herramientas que ayuden a realizar una entrevista estructurada (28).
Las herramientas que se pueden utilizar son la hoja verde y la historia clínica medioambiental (Cuadro 1).
 
• La hoja verde: se utiliza en población sana, con la intención de hacer un cribado de los riesgos medioambientales (29,30).
Es recomendable realizarla en consulta presencial y puede durar unos 5-7 minutos, dependiendo de las exposiciones a las que los pacientes estén expuestos y los consejos de salud que se apliquen. Por lo tanto, es una herramienta útil para informar, motivar al cambio y prevenir.
Es recomendable llevarla a cabo en pediatría, y en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, para detectar y disminuir los riesgos del desarrollo fetal y la crianza.
Los apartados a incluir son: – Nivel socioeconómico y variables sociodemográficas.
– Antecedentes obstétricos-reproductivos.
– Tabaco, alcohol y otras drogas.
– Tratamiento farmacológico, incluyendo productos de parafarmacia, homeopatía y suplementos vitamínicos.
– Radiación ionizante (exploraciones radiográficas).
– Características del hogar.
– Exposiciones laborales o durante el ocio que podrían suponer un riesgo químico (p. ej.: pintura, revelado fotográfico, mecánica, etc.).
– Exposición a pesticidas.
– Percepción de riesgo medioambiental en el hogar y/o la comunidad.
 
• La historia clínica medioambiental: se trata de un conjunto de preguntas para conocer los factores de riesgo ambiental relacionados con determinadas patologías, como podrían ser las enfermedades respiratorias, las cardiovasculares o las infecciosas (31,33).
El objetivo es estudiar el caso con mayor profundidad, identificar las posibles fuentes de exposición, orientar el diagnóstico y proponer un tratamiento.
Desarrollar la historia clínica medioambiental es más complejo que realizar la hoja verde y también requiere más tiempo (20-120 minutos).
Los apartados que podría incluir son: – Información sobre el domicilio: ubicación (p. ej.: exposición al tráfico, calidad del aire, exposición a contaminación acústica, alérgenos, distancia a zonas agrícolas e industriales, etc.), mantenimiento/obras (p. ej.: polvo, pintura, productos de limpieza, etc.), características del hogar (p. ej.: fuentes de calor y refrigeración, tipo de cocina, etc.), presencia de mascotas y plagas.
– Información sobre el lugar de trabajo: ubicación, características del lugar, exposición a productos químicos o metales.
– Alimentación y acceso a agua potable.
 
 
Identificación de los colectivos más vulnerables 
 
Con dos objetivos principales, el primero, y en colaboración con otras entidades, disminuir esta vulnerabilidad (p. ej.: acceso a vivienda social, uso de fuentes de energía para cocina y calefacción no contaminantes, etc.). Y, en segundo lugar, para ser capaces de hacer una vigilancia más estrecha de estos pacientes durante los episodios de temperaturas extremas, picos de contaminación del aire y/o épocas polínicas (p. ej.: seguimiento telefónico o visitas a domicilio).
 
Comunicación, divulgación y capacitación de la ciudadanía para la acción climática 
 
La educación, la comunicación, la formación, la capacitación y la participación de la ciudadanía son fundamentales para la mitigación y la adaptación a la crisis climática.
Es fundamental concienciar, sensibilizar y crear capacidades y competencias, con el objetivo de conseguir una población empoderada y participativa en la toma de decisiones que promuevan la salud planetaria. No se trata solo de reconocer los riesgos de la exposición a determinados tóxicos, saber cómo actuar durante los picos de contaminación o ante temperaturas extremas, si no de ser capaces de modificar estilos de vida individuales y poblacionales en favor de nuestra salud y la del planeta (34).
Esta tarea es fundamental como MFyC, porque somos capaces de hacer atención centrada en la persona sin perder el enfoque comunitario, defendemos el modelo biopsicosocial de la salud y tenemos el privilegio de estar cerca de nuestros pacientes y ser un ejemplo para ellos (35).
 
Formación 
 
La salud planetaria debería estar integrada en todos los niveles educativos, desde la educación obligatoria, pasando por los programas de pregrado y posgrado más específicos, y llegando a otros campos como las humanidades o el arte (34).
Si nos centramos en medicina, incorporar la salud planetaria en la formación universitaria y de médicos residentes es necesario para hacerlos reflexionar sobre el papel y la responsabilidad de combatir los efectos del clima en la salud, tanto desde el sistema sanitario como desde la comunidad de la que forman parte. Incorporar la perspectiva en salud planetaria en los planes de estudios actuales no debería ser difícil ya que se trata de un tema transversal, fácilmente integrable al hablar de cómo hacer la historia clínica, discutir sobre la fisiopatología de diversas enfermedades o abordar los determinantes sociales de la salud (36). Los profesionales sociosanitarios deberían ser capaces de reconocer de forma precoz los riesgos para la salud, identificar vulnerabilidades, conocer y difundir las estrategias de prevención y promoción, y manejar las consecuencias del cambio climático en la salud.
 
Investigación multidisciplinar 
 
Para incrementar el conocimiento en salud planetaria, conocer mejor los mecanismos por los cuales el cambio climático afecta a la salud, reducir el daño ambiental y las emisiones, promover la resiliencia y apoyar la adaptación, crear y desarrollar indicadores de bienestar humano e integridad de los ecosistemas, y mejorar la comunicación con la ciudadanía y los líderes políticos (2).
 

Propuestas de colaboración con Salud Pública 

 
En relación con el cribado de riesgos medioambientales (29-33) 
 
• Identificar las posibles fuentes y elaborar mapas de las zonas afectadas o en riesgo (p. ej.: contaminación industrial, radiactividad natural, etc.).
• Estudiar el caso y los posibles contactos. Elaborar, hacer seguimiento y evaluar el plan de actuación.
• Divulgar y colaborar con otros organismos: recomendaciones para crear ambientes saludables.
• Crear campañas poblacionales sobre el consumo de tabaco, alcohol y otras drogas. Asesorar desde un punto de vista político a la hora de legislar sobre estos temas.
 
En relación con la contaminación del aire (12,15,37-39) 
 
• Disponer de las mediciones de los principales contaminantes del aire que proporcionan las redes de calidad del aire a nivel autonómico y local, y hacer que esta información esté al alcance de la ciudadanía y los profesionales de la salud (p.
ej.: mediante páginas web, aplicaciones móviles, alertas, etc.).
• Velar por el cumplimiento de los estándares de calidad del aire.
• Documentar del impacto sobre la salud: población expuesta, morbimortalidad atribuible.
• Gestionar las alertas en episodios de alta contaminación. Uso de sistemas de alcance poblacional, p. ej.: avisos SMS, información en carretera, etc.
• Colaborar en el diseño de ciudades más sostenibles, por ejemplo, para garantizar que los desplazamientos a pie y en bicicleta sean seguros, reducir el tráfico urbano, hacer crecer la red de transporte público sostenible, elaborar un mapa de los espacios verdes y azules, o rediseñar los espacios públicos para que se adapten al cambio climático (p. ej.: la iniciativa “Patios x el clima” impulsada por el Gobierno de Aragón), entre otras propuestas.
• Desarrollar programas de Salud Pública coste-efectivos que mejoren la salud y reduzcan las emisiones de gases con efecto invernadero, en colaboración con las diferentes entidades comunitarias.
 
En relación con las temperaturas extremas (6,12,37,40,41) 
 
• Recoger datos sobre temperatura y ponerlos al alcance de la ciudadanía y de los profesionales de la salud.
• Monitorizar las olas de calor y frío (número, duración) y documentar el impacto de estas (morbimortalidad).
• Predecir con antelación los episodios de temperaturas extremas y gestionar las alertas.
• Mapear y comunicar los recursos sociales y sanitarios disponibles, como por ejemplo los espacios públicos con climatización que pueden usarse como refugios climáticos.
• Elaborar, hacer seguimiento y evaluar el plan de actuación en caso de alerta por temperaturas extremas.
• Colaborar en el rediseño del espacio urbano: incremento de los espacios verdes y azules, reducción de las islas de calor, etc.
 
En relación con las alergias al polen (42)
 
• Determinar los niveles de polen en el aire según distribución geográfica y temporal, y compartir dicha información con la ciudadanía y los profesionales.
• Gestionar los avisos meteorológicos que puedan afectar a la concentración, distribución e intensidad de las diferentes especies polínicas.
• Crear campañas de prevención y protección dirigidas a la población vulnerable.
 
En relación con las enfermedades transmitidas por vectores (16-19) 
 
• Monitorizar y controlar los vectores, para su seguimiento y vigilancia.
• Elaborar infografías y campañas de sensibilización a la población, para favorecer la colaboración ciudadana con el fin de identificar de forma precoz los vectores y así evitar o disminuir las enfermedades transmitidas por los mismos.
• Identificar las zonas en riesgo y realizar seguimiento de los condicionantes ambientales.
• Gestionar el sistema de notificación, tanto de la presencia de vectores, como de la aparición de nuevos casos.
• Diseñar, hacer seguimiento y evaluar el plan de actuación y de abordaje de los pacientes con enfermedades transmitidas por vectores.
• Documentar el impacto sobre la salud: morbimortalidad, eficacia del tratamiento, etc.
• Trabajar en red con los diferentes profesionales sanitarios y no sanitarios; como ya hace la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.
 

Conclusiones 

 
Desde una perspectiva de la salud planetaria, donde la salud humana y la salud de los ecosistemas son interdependientes, es necesario trabajar desde nuevos marcos, donde se integren otras disciplinas y especialidades.
Si bien los MFyC tenemos un papel fundamental en la acción climática, por nuestra cercanía con los pacientes y nuestra participación comunitaria, es primordial que sigamos trabajando para incorporar la perspectiva de salud plantearía en nuestro día a día dentro y fuera de la consulta. Para ello, son necesarias alianzas, como esta con Salud Pública, que permitan pasar de acciones poblacionales a recomendaciones personalizadas para cada uno de nuestros pacientes.
 

Conflictos de intereses 

 
Ninguno.
 

Financiación 

 
Ninguna.
 

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Artículo 5 - Análisis de la salud ambiental desde la Atención Primaria en América Latina

 
Cómo citar este artículo:
Suárez Máximo JD, Zambrano Bermeo RN, Telumbre Terrero JY, Avilés González CI. Análisis de la salud ambiental desde la Atención Primaria en América Latina. RIdEC 2024; 17(Supl. 1):49-58.
 
Fecha de recepción: 23 de febrero de 2024.
Fecha de aceptación: 9 de septiembre de 2024.
 

Autores

 
1 Juan Daniel Suárez Máximo
2 Rosa Nury Zambrano Bermeo
3 Juan Yovani Telumbre Terrero
4 César Iván Avilés González
 
  1. Doctorante en Ciencias de Enfermería, Campus Celaya-Salvatierra, Universidad de Guanajuato (UG). Maestro en Salud Pública (UPAEP). Licenciado en Enfermería (BUAP). Coordinador por la Asociación de Enfermería Comunitaria Vocalía Internacional México (AEC-M).
  2. Doctora en Enfermería. Profesora Universidad Santiago de Cali. (Colombia). Coordinadora por la Asociación de Enfermería Comunitaria Vocalía Internacional Colombia (AEC-C).
  3. Doctor en Salud Mental. Gestor de Licenciatura en Enfermería de la Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad Autónoma del Carmen. Ciudad del Carmen Campeche (México)
  4. Doctor en Enfermería y Salud. Profesor catedrático Universita Degli Studi di Cagliari Italia. Profesor asociado de la Universidad popular del Cesar Colombia. Coordinadora por la Asociación de Enfermería Comunitaria Vocalía Internacional Italia (AEC-I).
 
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Resumen 

 
Objetivo: la salud ambiental se ha consolidado como un pilar fundamental en la promoción de la salud poblacional. En América Latina, se han implementado diversos programas dentro de los sistemas de salud, acompañados de estrategias integrales de atención orientadas a la promoción y prevención en las comunidades locales. El objetivo es analizar el estado del arte de la salud ambiental desde la Atención Primaria en América Latina.
Método: se realizó una revisión de la literatura usando la metodología PRISMA, teniendo como elemento fundamental la pregunta PICOT. Se utilizaron las bases de datos Publisher of Open Access Journals y Google Académico, de las cuales se detacaron 16 artículos que se presentan en la siguiente revisión.
Resultados: se identificaron factores determinantes del ambiente, que a su vez tienen repercusiones directas sobre la salud o la enfermedad de las personas; además de la necesidad de que el tema de salud ambiental pueda ser incluido en los contenidos curriculares, que permita fomentar la salud ambiental desde la Atención Primaria de Salud.
Conclusión: la revisión destaca la necesidad de un enfoque más integral y colaborativo para la gestión de la salud ambiental que involucre a múltiples actores, incluidos profesionales de la salud, formuladores de políticas, educadores y la comunidad en general. El uso de estrategias interdisciplinarias y colaborativas puede mejorar la capacidad de la sociedad para abordar eficazmente los problemas de salud ambiental y promover un medio ambiente más saludable y sostenible.
Palabras clave: salud ambiental; Atención Primaria; enfermería; cuidado; América Latina.
 

Abstract 

Analysis of Environmental Health by Primary Care in Latin America 
 
Objective: environmental health has consolidated itself as an essential cornerstone in the promotion of population health. In Latin America, different programs have been implemented within health systems, together with comprehensive strategies of care targeted to promotion and prevention in local communities. The objective is to analyse the state of the art of environmental health by Primary Care in Latin America.
Method: a literature review was conducted using the PRISMA methodology, with the PICOT question as fundamental element.
The Publisher of Open Access Journals and Academic Google databases were used, and the 16 articles retrieved from them are presented in the following review.
Results: Environmental Determinants were identified, which at the same time have direct impact on health or diseases in persons, as well as the necessity for the Environmental Health subject to be included in curriculum contents, allowing to promote environmental health from Primary Care.
Conclusion: The review highlights the need for a more comprehensive and collaborative approach for environmental health management, involving multiple actors including health professionals, policy makers, educators, and the overall community. The use of interdisciplinary and collaborative strategies can improve the ability of the society to efficiently address environmental health problems and promote a healthier and more sustainable environment.
Key words: environmental health; Primary Care; nursing; care; Latin America.
 

Introducción 

 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala la importancia de la salud ambiental como un eje central en la salud de la población, destacando el análisis del cambio climático, la contaminación del aire, agua y suelo, lo que repercute de manera positiva o negativa en la salud de los sujetos. Se destaca que un medioambiente saludable permite garantizar una vida sana y promueve el bienestar para todos en todas las edades, dando como resultado los determinantes ambientales de la salud, que interrelacionados entre sí determinan la salud o la enfermedad (1).
En Latinoamérica se estima que aproximadamente 28 millones de personas carecen de acceso a una fuente de agua mejorada,
83 millones de personas carecen de acceso a instalaciones de saneamiento mejorado, 15,6 millones practican aún defecación al aire libre, lo que provoca cerca de 30.000 muertes evitables por año (2). A la luz de este panorama, se ha planteado llevar a cabo diversos programas en los sistemas de salud, así como estrategias para la atención integrada en la promoción y prevención de la salud ambiental en las comunidades, destacándose el programa de Colombia en el año 2016, encaminado a trabajar con las Políticas de Atención Integral en Salud para el cuidado de la Salud a lo largo de la vida (3).
De manera particular la Agenda para las Américas sobre salud, medioambiente y cambio climático 2021, reporta que la contaminación del aire es un factor importante en la salud de la población, siendo esta la relación de más de 320 mil muertes en las Américas destacando cáncer pulmonar. Asimismo, otro problema es el no contar con un saneamiento correcto en la casa y/o comunidad, generando complicaciones para la salud en más de 106 millones de personas, de las cuales 34 millones no tienen un acceso a agua potable, en la región latinoamericana (2,4).
Es por ello que el personal de la salud, especialmente los profesionales de Atención Primaria, juegan un papel crucial en la promoción de la salud ambiental. Estos profesionales no solo están en la primera línea de la atención sanitaria, sino que también tienen la capacidad de influir directamente en las prácticas y comportamientos de sus comunidades, de igual manera, el poder subsanar los factores de riesgo provocado por las industrias y la contaminación que puede generar la aparición de nuevas enfermedades (1,3). Desde la perspectiva de enfermería y la Atención Primaria de Salud, el fomento de la salud ambiental no es algo nuevo. Desde los orígenes de la disciplina, se consideraron los factores ambientales como cruciales para la recuperación de la salud en las personas enfermas, así como para el mantenimiento de esta. Hoy en día, se definen competencias globales que los futuros enfermeros deben tener, favoreciendo el desarrollo sostenible a través de sus cuidados (2,5). Tomando como base lo anterior, el objetivo de la presente revisión es analizar el estado del arte de la salud ambiental desde la Atención Primaria (AP) en América Latina, destacando el papel de los profesionales de AP en la promoción de un entorno saludable.
 

Método 

 
Se realizó una revisión de la literatura sistematica por pares usando la metodología PRISMA, que es una guía de publicación de la investigación diseñada para mejorar la integridad del informe de revisiones sistemáticas y metaanálisis. Se tuvo como elemento fundamental la pregunta PICOT, donde la P (población/problema) se refiere a los hallazgos que aborden la salud ambiental desde el enfoque de la AP; I (interés), hace alusión a las investigaciones que describan las acciones y los abordajes de la salud ambiental y la AP en América Latina. La O (resultados) se refiere a la integración de la evidencia que pone de manifiesto la vinculación entre la salud ambiental y la AP en América Latina.
Los criterios de inclusión fueron estudios que indaguen la salud ambiental y la AP a la salud en América Latina.
Como criterios de exclusión se consideraron documentos como cartas al editor, capítulos de libros, libros, conferencias y pósters. Y como criterios de eliminación se definieron aquellos trabajos que en su contenido no abordaron los temas centrales de esta revisión.
La búsqueda de la literatura se llevó a cabo durante el periodo diciembre de 2023 a febrero de 2024, se utilizaron las siguientes bases de datos: ScienceDirect, Scopus, MDPI - Publisher of Open Access Journals y Google académico; estos se consideraron dado que son bases que tienen mayor amplitud en documentos y que permiten dar respuesta al objetivo planteado. Se realizó una revisión de la literatura por los autores, primeramente, por título, palabras clave, dando un total de 136 artículos (MDPI: 47 y Google académico: 89), seguidamente se analizó el contenido del documento basado en el objetivo y los principales resultados (MDPI: 8 y Google académico: 10), así también se eliminaron documentos que no cumplieron criterios (2 documentos), dando como resultados 16 artículos, que se presentan en la siguiente revisión (Figura 1).
 
 
Figura 1. Diagrama de flujo de PRISMA 
 
Por lo cual, se determina la triangulación de la información para la estrategia de búsqueda, como se observa en la Tabla 1.
 
 

Resultados 

 
La revisión incluyó 16 artículos, de diferentes países latinoamericanos; 6/16 fueron realizados en México, 5/16 en EE.UU.
en colaboración con países latinoamericanos, (2/16) en Brasil. Los artículos fueron publicados entre los años 2018 y 2023.
La información anterior muestra que en los últimos cinco años ha aumentado el interés de la salud ambiental desde el ámbito de la Atención Primaria (Tabla 1).
En la Tabla 2 se indica el resumen de la revisión y el análisis de la literatura recuperada.
 
 
 
En función de los datos anteriormente descritos se identificó que existen factores determinantes del ambiente, que a su vez tiene repercusiones directas sobre la salud o la enfermedad de las personas. Además de la necesidad de que el tema de salud ambiental pueda ser incluido en los contenidos curriculares, que permita fomentar la salud ambiental desde la AP, por lo que se presenta un análisis en esta línea, teniendo cuatro aspectos fundamentales:
• Factores determinantes de la salud ambiental: se ha encontrado que variables económicas e institucionales influyen en el desempeño ambiental. Entre los factores socioeconómicos, la educación es crucial, ya que las personas con mayor nivel educativo tienen más probabilidades de participar en acciones ambientales cooperativas. La ideología política también afecta el desempeño ambiental. En términos regionales, los países del Caribe (Cuba, República Dominicana, Haití, Jamaica y Trinidad y Tobago) están relacionados con variables de salud ambiental; los países de Mesoamérica (Costa Rica, Honduras y Panamá, entre otros) se asocian con la vitalidad de los ecosistemas, como la contaminación del aire; y los países de Sudamérica (Argentina, Chile y Brasil) muestran preocupación por el cambio climático (6).
• Repercusiones del ambiente en la salud de los sujetos: – Salud pediátrica: el desarrollo científico ha mejorado globalmente la atención de salud, controlando enfermedades en infantes y adolescentes y reduciendo la mortalidad infantil. No obstante, persisten amenazas para la salud ambiental pediátrica, como el cambio climático, la contaminación del aire y suelo, la desnutrición, la seguridad del agua potable, las drogas legales e ilegales, la deforestación, la desertificación, la falta de contacto con la naturaleza, la pobreza y la injusticia ambiental. Estas amenazas han causado defunciones en menores de 5 años y enfermedades como asma, cáncer infantil y desórdenes endocrinos. Los profesionales de la salud subrayan la importancia de cuidar los entornos para prevenir tempranamente enfermedades (7).
También se ha encontrado que el ADN mitocondrial alterado (mtDNAcn) puede ser un posible marcador biológico de estrés agudo y señalan que experimentar un terremoto durante el embarazo o antes de la gestación puede generar efectos de programación en el feto; reflejándose en un efecto negativo en los recién nacidos (RN) de madres que estuvieron expuestas durante un evento como terremotos, estos RN tuvieron un aumento significativo en mtDNAcn (8).
– Salud mental de la población: el trastorno depresivo mayor (TDM) es un trastorno del estado de ánimo con alteraciones hormonales, neuroquímicas e inflamatorias. La exposición a ftalatos, y específicamente a ftalato de butil-bencilo (BBP), podría aumentar el TDM en mujeres adultas. Se encontró evidencia que los compuestos disruptores endocrinos (EDCs), particularmente el BBP, tienen un papel importante en la generación de enfermedades psiquiátricas como el TDM (9). También se ha encontrado que, en las personas obreras, el estrés tuvo una relevancia significativa con el cambio climático que se presentó por la ola de calor, siendo este validado ya que las temperaturas frecuentemente exceden los umbrales por encima de los altos índices de ERCDu (11).
– Salud respiratoria - contaminación del aire exterior: la contaminación del aire es la principal amenaza ambiental para la salud humana, vinculada a más de siete millones de muertes prematuras anuales. Los países de ingresos bajos y medios enfrentan una exposición desproporcionadamente alta a niveles de contaminación del aire. Un estudio en Ecuador reveló asociaciones significativas entre la exposición a contaminantes atmosféricos y el aumento de ingresos hospitalarios por enfermedades respiratorias. Se identificaron cuatro contaminantes principales con relaciones positivas y significativas con las hospitalizaciones. Estos contaminantes representan serios problemas de salud en diversas etapas de la vida (10).
– Obesidad: se encontró asociación entre la exposición promedio a PM2,5 en el último año y mayores probabilidades de obesidad en todos los grupos de edad, aunque en adultos jóvenes los hallazgos fueron más sólidos, por cada aumento de 10 μg/m3 de PM2,5, las probabilidades de obesidad eran de 3,53 (12).
– Alimentación/minería/metales pesados: las personas trabajadoras en las grandes industrializadoras se encuentran expuestas a materiales como arsénico, cadmio, plomo y mercurio; estos elementos afectan a las aguas residuales como a la fauna silvestre (peces), lo cual genera a su vez un efecto nocivo a las personas que consumen el mismo (13). De igual manera, se generan otros determinantes de los metales sobre las aguas de consumo, destacando que el arsénico se asocia al agua subterránea, mientras que el plomo no estuvo asociado con la ubicación, llegando esta agua a los hogares de la población. Por otro lado, otro estudio determinó que el agua no solo se contamina por los metales pesados, sino que también llega a los hogares con bacterias coliformes, que a menudo incluyen E. coli., por un mal tratamiento de estas (14,15).
• Salud ambiental y las mallas curriculares de los profesionales de la salud: los profesionales de la salud desempeñan un papel crucial frente a las amenazas del cambio climático, promoviendo ambientes saludables, previniendo efectos adversos y atendiendo directamente a los afectados. Para ello, es esencial su capacitación en salud ambiental. Un análisis de 161 universidades latinoamericanas reveló que, aunque más del 70% de los programas de enfermería, nutrición y medicina incluyen cursos de epidemiología y Salud Pública, los cursos de salud ambiental son menos frecuentes (22%-
41%). Solo se encontró un curso optativo sobre cambio climático en Medicina y Enfermería (16).
• Salud ambiental, Atención Primaria y prácticas de cuidado: los cambios ambientales se pueden afectar por el desarrollo de actividades políticas, económicas, culturales, sociales e infraestructurales, y los riesgos para la Salud Pública; por lo tanto, requieren medidas más allá de las prácticas biomédicas convencionales. Es crucial que los enfermeros se involucren en áreas con riesgos ambientales relacionados con la salud, implementando acciones preventivas para cuidar a personas afectadas por la exposición a agentes nocivos. A través de estas intervenciones en salud ambiental, los enfermeros educan a la comunidad y al personal sanitario sobre cómo asegurar los derechos ambientales, fundamentales para la salud (17).
 

Discusión 

 
La investigación actual resalta la influencia significativa de variables económicas e institucionales en el desempeño ambiental, subrayando la importancia de la educación y la ideología política en la promoción de la cooperación ambiental.
Este hallazgo se alinea con las investigaciones en Italia (18) e India (19), que identificaron factores socioeconómicos y políticos como determinantes clave del desempeño ambiental. La diferenciación regional en las preocupaciones ambientales, desde la contaminación del aire en Mesoamérica hasta el cambio climático en Suramérica, refleja la complejidad de la salud ambiental en contextos geográficos y culturales diversos.
Además, las repercusiones del ambiente en la salud pediátrica, incluyendo amenazas como el cambio climático y la contaminación, resaltan la vulnerabilidad de los infantes y adolescentes a los factores ambientales adversos. Estos hallazgos están en consonancia con los de Gavidia, Pronczuk y Sly (20), quienes documentaron las persistentes amenazas a la salud ambiental pediátrica y la necesidad de estrategias preventivas y de cuidado enfocadas en los entornos. La evidencia sugiere que, a pesar de las mejoras en la atención de salud a nivel mundial, las condiciones ambientales adversas continúan siendo una fuente significativa de morbilidad y mortalidad infantil, subrayando la importancia de integrar la salud ambiental en las prácticas de Atención Primaria (1,2).
La interconexión entre factores ambientales y la salud humana es cada vez más evidente, como demuestran los resultados de este estudio. La asociación entre la exposición a ftalatos, específicamente al ftalato de butil-bencilo (BBP), y el aumento en la prevalencia del trastorno depresivo mayor (TDM) en mujeres adultas, resalta la influencia significativa de los compuestos disruptores endocrinos en la salud mental. Este hallazgo evidencia cómo los efectos de la contaminación ambiental se relacionan con la salud mental en adultos de mediana edad y mayores en tres países del Este Asiático (China, Japón y Corea del Sur). Los resultados mostraron que mayores indicadores de contaminación percibida estaban asociados con peor salud mental en los tres países, incluso después de ajustar por covariables, sugiriendo que esfuerzos nacionales para mejorar la percepción de la contaminación ambiental podrían beneficiar la salud mental de esta población (21).
En cuanto a la salud respiratoria, la evidencia de que contaminantes como el NO2 agravan los problemas respiratorios a lo largo de la vida coincide con estudios que han mostrado cómo la contaminación del aire exterior representa un riesgo sustancial para la salud pulmonar (22).
La correlación entre el estrés laboral y el cambio climático, exacerbado por olas de calor, sugiere un vínculo preocupante entre el cambio climático y la salud ocupacional, lo que requiere intervenciones enfocadas en mitigar los efectos del calor excesivo en los trabajadores, corroborado en el estudio sobre el impacto del cambio climático en la salud ocupacional en Irán, el cual mostró un aumento significativo en la exposición de los trabajadores al estrés térmico y a la radiación UV.
Los resultados sugieren la necesidad de un enfoque integral para mitigar los impactos del cambio climático en la salud y seguridad de los trabajadores, enfatizando la importancia de la planificación relacionada con el clima y el desarrollo de estrategias de adaptación en los lugares de trabajo (23).
La relación entre la exposición a PM2,5 y el aumento de la obesidad, especialmente en adultos jóvenes, destaca la interacción compleja entre la contaminación ambiental y los problemas de salud metabólica. La magnitud de la asociación observada en este estudio es alarmante y respalda la necesidad de políticas públicas que aborden la calidad del aire como una medida preventiva contra la obesidad y sus comorbilidades asociadas. Se puede confirmar este fenómeno en otro contexto donde se evidencia que el entorno construido alrededor de la residencia está vinculado al riesgo de obesidad entre niños y adolescentes. En China se investigó las relaciones no lineales entre factores del entorno construido y el riesgo de obesidad en 41.220 niños y adolescentes en Guangzhou y Shenzhen, China, encontrando que el ambiente obesogénico y la densidad poblacional son predictores clave en todas las etapas escolares, con variaciones en la importancia de la accesibilidad al metro y al autobús según la edad (24).
La exposición a metales pesados como arsénico, cadmio, plomo y mercurio en entornos industriales plantea un riesgo significativo no solo para los trabajadores sino también para las comunidades circundantes, afectando la calidad del agua y la Salud Pública. Situación similar se identificó en Australia. Los niveles de dureza, fluoruro, turbidez y sólidos disueltos totales (TDS) en el agua de Australia del Sur siguen siendo preocupantes, a pesar de las medidas de tratamiento (25). Este estudio resalta la necesidad de una gestión ambiental efectiva y la implementación de prácticas de cuidado en AP para mitigar estos riesgos. La AP juega un papel crucial en la intervención temprana y el manejo de enfermedades relacionadas con la exposición ambiental, subrayando la importancia de una formación adecuada en salud ambiental para los profesionales de la salud.
La revisión de las mallas curriculares en 161 universidades latinoamericanas revela una integración insuficiente de cursos de salud ambiental y cambio climático, con solo un pequeño porcentaje que aborda estos temas críticos. Esto indica una brecha en la educación que podría limitar la capacidad de los futuros profesionales de la salud para responder eficazmente a los desafíos ambientales emergentes, en Taiwán, por ejemplo, se destaca la variabilidad en la oferta de cursos relacionados entre universidades públicas y privadas, y su concentración en campos de las biociencias. Los hallazgos subrayan la necesidad de fomentar perspectivas transdisciplinarias en los currículos universitarios, aportando una visión integral al panorama internacional (26).
La necesidad de integrar enfoques ambientales en la AP y las prácticas de cuidado es crucial ante la creciente incidencia de enfermedades relacionadas con factores ambientales y ocupacionales. A pesar del enfoque creciente en la salud ambiental por organizaciones de enfermería globales, existe una falta de evidencia de un compromiso similar entre líderes y organizaciones de enfermería como es el caso del contexto canadiense. Este análisis revela una brecha en las políticas y competencias de enfermería en Canadá respecto a la salud ambiental, destacando la necesidad de mejorar la eco-alfabetización en la profesión, la educación de pregrado y la investigación en enfermería sobre la salud ambiental (27). Fomentar la comprensión y la acción en torno a los derechos ambientales como derechos de salud es fundamental para abordar de manera efectiva los desafíos de Salud Pública del siglo XXI, reforzando así la hipótesis de que la salud ambiental debe ser un componente integral de la formación y práctica en el ámbito de la Atención Primaria.
 

Limitaciones 

 
La revisión puede estar asociada a la escasa producción científica sobre el tema, además de la poca participación de los profesionales de la salud en este fenómeno de investigación, lo cual debería ser un tema de interés dado que se trabaja con la comunidad y sus determinantes de la salud.
 

Conclusiones 

 
La interacción entre el medio ambiente y la salud humana es un área de creciente interés y preocupación, evidenciada por la multiplicidad de estudios que abordan desde los efectos de la contaminación y el cambio climático hasta las implicaciones de las políticas públicas y la educación en salud ambiental. Esta revisión ha destacado la importancia crítica de integrar consideraciones ambientales en la práctica clínica, la política de Salud Pública y la educación en Ciencias de la Salud, reflejando un consenso emergente sobre la necesidad de una respuesta más holística y multidisciplinaria a los desafíos de salud ambiental.
Es necesario enfatizar sobre la conciencia y la educación ambiental, las cuales pueden influir positivamente en las actitudes y los comportamientos hacia el medio ambiente, lo que sugiere que las intervenciones dirigidas a mejorar la eco-alfabetización pueden tener efectos beneficiosos sustanciales en la Salud Pública. Esta revisión subraya la necesidad de un enfoque más integrado y colaborativo en la gestión de la salud ambiental, que involucre a múltiples actores, incluidos los profesionales de la salud, los responsables de políticas, los educadores y la comunidad en general. La adopción de estrategias transdisciplinarias y colaborativas puede mejorar la capacidad de las sociedades para responder de manera efectiva a los desafíos de salud ambiental, promoviendo entornos más saludables y sostenibles.
Finalmente, esta revisión evidencia de manera puntual la imperiosa necesidad de abordar la salud ambiental y sus implicaciones en la salud de los sujetos, si bien se han realizado esfuerzos, falta mucho por trabajar y consolidar el fomento de la salud ambiental en la población.
 

Conflicto de intereses 

 
Ninguno.
 

Financiación 

 
Ninguna.
 

Bibliografía 

 
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Artículo 6 - Papel de la Farmacia comunitaria en la salud ambiental

 
Cómo citar este artículo:
Tejedor García N, Molinero Crespo A, Gastelurrutia Garralda MA. Papel de la farmacia comunitaria en la salud ambiental. RIdEC 2024; 17(Supl. 1):59-64.
 
Fecha de recepción: 10 de junio de 2024.
Fecha de aceptación: 8 de julio de 2024.
 

Autores

 
1 Noelia Tejedor García
2 Ana Molinero Crespo
3 Miguel Ángel Gastelurrutia Garralda
 
  1. Farmacéutica Comunitaria en Fuenlabrada (Madrid). Profesora Asociada de la Universidad Rey Juan Carlos I (URJ). Madrid (España)
  2. Farmacéutica Comunitaria en Fuenlabrada (Madrid). Profesora Asociada de la Universidad Alcalá de Henares (UAH). Madrid (España)
  3. Grupo de Investigación en Atención Farmacéutica de la Universidad de Granada. Pharmacy Practice Research Group, Universidad del País Vasco (UPV/EHU). País Vasco (España)
 
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Resumen

 
La farmacia se encuentra en pleno proceso de transformación orientando su práctica hacia los pacientes que utilizan medicamentos.
Con este objetivo la Farmacia comunitaria (FC) está desarrollando servicios de Atención Farmacéutica junto a otros relacionados con la salud comunitaria. En este último grupo se encuadran, además de servicios de promoción y prevención de la salud, como la vacunación y los cribados, todo un conjunto de servicios relacionados con la salud ambiental.
En este comentario, se describen diferentes servicios y actividades relacionados con la salud ambiental que, con diferente intensidad, ya se están prestando por la Farmacia comunitaria. Se concluye que dada la actividad y la ubicación de la Farmacia en la comunidad, y de acuerdo con los ejemplos mostrados en este artículo sobre actividades que ya se están realizando dentro del campo de la Salud Pública, la FC puede y debe jugar un papel más relevante en el abordaje de actividades de salud ambiental, en colaboración con otros agentes.
Palabras clave: Farmacia comunitaria; Salud Pública; salud ambiental.
 

Abstract 

The role of the community pharmacy in environmental health 
 
Pharmacy is in the middle of a transformation process, targeting its practice towards patients who use medications. With this objective, Community Pharmacy (CPh) is developing Pharmacy Care services alongside others associated with community health. This latter group includes a whole set of services associated with community health, together with health promotion and prevention services, such as vaccination and screenings. This article describes different services and activities associated with environmental health which, with different intensity, are already being provided by the Community Pharmacy. The conclusion is that, given the activity and situation of the Pharmacy in the community, and according to the examples shown in this article about activities already conducted within the Public Health area, CPh can and must play a more relevant role in addressing environmental health activities, in collaboration with other agents.
Key words: Community Pharmacy; Public Health; environmental health.
 

Sobre la Farmacia comunitaria 

 
La Farmacia comunitaria (FC) se encuentra en pleno proceso de transformación avanzando hacia una farmacia más clínica y asistencial, centrada a su vez en el abordaje de actividades de Salud Pública, cuyos pilares son las actividades de promoción y vigilancia de la salud, la protección y prevención de la enfermedad, la vigilancia de la salud y la educación sanitaria (1).
Estos objetivos coinciden con las atribuciones que la legislación asigna a estos profesionales sanitarios que desempeñan su actuación profesional en establecimientos privados de interés público, y que no son otras que las de colaborar en los programas que promuevan las Administraciones sanitarias sobre garantía de calidad de la asistencia farmacéutica y de la atención sanitaria en general, promoción y protección de la salud, prevención de la enfermedad y educación sanitaria, la colaboración con la Administración sanitaria en la formación e información dirigidas al resto de profesionales sanitarios y usuarios sobre el uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, y la actuación coordinada con las estructuras asistenciales de los servicios de salud de las comunidades autónomas (2,3) (Cuadro 1).
 
 
Esta transformación surge de la necesidad que demandan los pacientes españoles de beneficiarse de la prestación de estos servicios desde la farmacia española, como muestra el reciente estudio El papel de la Farmacia en el futuro, elaborado por la consultora GAD3, en el que una gran mayoría de españoles, el 80%, reclama más servicios asistenciales desde las farmacias y nueve de cada diez considera necesaria una mayor colaboración de la Farmacia con la Atención Primaria y un mayor rol en actividades de Salud Pública (4).
Los farmacéuticos comunitarios españoles se encuentran en disposición de poder prestar dichos servicios por su estructura, su amplia distribución geográfica y consiguiente accesibilidad e inmersión en la comunidad a la que atienden, la presencia de un profesional de la salud cuya práctica habitual se dedica a trabajar para el sistema público en un 80%, que es quien financia a estos establecimientos, etc. (5).
La FC no solo es un agente de Atención Primaria (AP), sino que puede considerarse como uno de los prestadores de AP más accesibles (6), ya que frente a los 13.040 centros de salud del Sistema Nacional de Salud (7), existen más de 22.220 farmacias ampliamente distribuidas por todo el territorio nacional, en las que trabajan más de 56.000 farmacéuticos comunitarios (5); por todo ello, constituyen un agente clave “para lograr un sistema más salutogénico, participativo y equitativo preocupado no solo por la enfermedad sino también por las condiciones de vida y de los entornos de vida” (8).
Dos millones trescientas mil personas son atendidas cada día en las farmacias españolas a la vez que, en muchas poblaciones, los farmacéuticos son los únicos profesionales sanitarios existentes, lo que contribuye a fijar población en zonas rurales. La planificación farmacéutica, por criterios geográficos y demográficos, garantiza el acceso de la población a la FC en condiciones de equidad e igualdad. El 99% de la población dispone de una farmacia en su lugar de residencia, dos tercios de las farmacias se encuentran fuera de capitales de provincia, 2.128 farmacias están ubicadas en municipios de menos de 1.000 habitantes y 1.208 en municipios de menos de 500. Los sistemas de guardias proporcionan cobertura las
24 horas del día y los 365 días del año. En los núcleos y municipios afectados por una evolución demográfica negativa, con altas tasas de envejecimiento y riesgo de despoblación, la Farmacia comunitaria juega un papel de especial relevancia, ya que contribuye a la atención y al cuidado de la población residente, siendo además un elemento que favorece la cohesión social y su desarrollo, así como un factor de arraigo y de fijación de la población en estos entornos (9).
Por todo ello, la FC se encuentra profundizando y transformando su práctica hacia una farmacia más asistencial y social.
Los aspectos sociales y comunitarios justifican toda un área de desarrollo y actuación centrada en los servicios de promoción y protección de la salud (con la educación sanitaria como elemento clave), en los servicios de vigilancia de la salud que incluye actividades de salud ambiental, en la red de farmacias centinela y en todos aquellos servicios de prevención de la enfermedad (10).
Muestra de ello es el trabajo que está realizando Foro de Atención Farmacéutica en Farmacia Comunitaria (Foro AF FC) que clasifica los servicios profesionales desde la Farmacia comunitaria en dos grandes bloques: Servicios de atención farmacéutica y Servicios de salud comunitaria (Figura 1) (11).
 
 
Figura 1. Posibles servicios farmacéuticos profesionales asistenciales relacionados con la salud comunitaria 
 

Atención Primaria 

 
La AP, según la definición de la Declaración de Alma-Ata, aprobada en 1978, es “la asistencia sanitaria esencial basada en métodos y tecnologías prácticos, científicamente fundados y socialmente aceptables, puesta al alcance de todos los individuos y familias de la comunidad mediante su plena participación y a un costo que la comunidad y el país puedan soportar, en todas y cada una de las etapas de su desarrollo con un espíritu de autorresponsabilidad y autodeterminación.
La Atención Primaria forma parte integrante tanto del Sistema Nacional de Salud, del que constituye la función central y el núcleo principal, como del desarrollo social y económico global de la comunidad” (11).
La AP es un punto crítico de contacto para gestionar las necesidades sociosanitarias de la población. Los sistemas de salud que han dedicado una mayor atención a mejorar la AP han mejorado tanto la salud de la población como sus resultados económicos y de equidad. En este sentido, la actual tendencia internacional sugiere que los sistemas de AP están incorporando conceptos y servicios relacionados con la coordinación interdisciplinar, atención integrada, servicios preventivos, autocuidados y self-management (12), con lo que se consigue optimizar la atención de salud y la sostenibilidad del sistema sanitario (13).
 

Sobre la salud ambiental

 
Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la salud ambiental es “aquella disciplina que comprende los aspectos de la salud humana que son determinados por factores ambientales físicos, químicos y biológicos, externos a las personas. También se refiere a la teoría y práctica de evaluación, corrección, control y prevención de los factores ambientales que pueden afectar de forma adversa la salud de la presente y futuras generaciones” (8). El entorno ambiental en que se encuentra situada una comunidad determina la salud de su población; no en vano, estos aspectos forman parte de los denominados determinantes sociales (14,15). De hecho, según la OMS un entorno ambiental más saludable podría contribuir a evitar una cuarta parte de la carga de la enfermedad mundial (16).
Este desafío medioambiental, que debe entenderse como global y multisectorial, supone retos independientes que deberían ser abordados de manera colaborativa y coordinada. El cambio climático, la contaminación por plásticos, la del aire y las aguas, la pérdida de ecosistemas, la biodiversidad, etc., deben y pueden ser abordados también por la FC (17).
De hecho, en este contexto, la FC no se ha mantenido al margen. En cuanto a medidas de sanidad ambiental, dentro de la prevención primaria cobran importancia aspectos como la cloración y fluoración del agua potable y la difusión de su importancia a la sociedad, el control de vectores, problema que cada día preocupa más a la sociedad, y la seguridad alimentaria entre otros. La FC también tiene un rol importante en la promoción de estilos de vida saludable con acciones en la prevención del inicio del consumo de tabaco, en la alimentación saludable, en acciones sobre el consumo de alcohol y drogas, promoción del deporte, etc. En todos estos aspectos la concienciación ciudadana es fundamental y la FC se ofrece a colaborar en la misma potenciando la educación de los ciudadanos y su empoderamiento para que la sociedad pueda afrontar con éxito los restos emergentes. Ya se ha hecho referencia a la capilaridad y accesibilidad de estos profesionales.
A continuación, se describen acciones concretas relacionadas con la salud ambiental.
 
Algunos ejemplos 
 
Una muestra importante de la sensibilidad sobre el medio ambiente del colectivo farmacéutico es la utilización cotidiana del Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases (SIGRE) (18,19), con el que la FC colabora desarrollando campañas de concienciación y sensibilización ambiental, recogida y reciclaje de medicamentos y reducción de la farmacontaminación (20). Acciones que se llevan desarrollando hace más de 20 años y con las que se ha logrado el hábito de reciclar los residuos domésticos de medicamentos en un 90% de los domicilios españoles, llegando a preservar 180.000 árboles,
376 millones de kWh, 340 millones de litros de agua y 60 millones de litros de petróleo. Junto a esta iniciativa hay otras, más puntuales, en las que se reciclan otro tipo de residuos como la gestión de residuos de carácter biológico, la recogida de radiografías inservibles o el reciclaje de mascarillas (21).
También se está trabajando en ciudades sostenibles. En este sentido, San Sebastián fue una de las primeras ciudades en el mundo que, siguiendo las directrices del proyecto promovido por la OMS denominado Global Network of Age-friendly Cities y basado en dar respuesta a dos tendencias contemporáneas de las ciudades como son el envejecimiento demográfico y el proceso de urbanización, apostó por una Farmacia amigable (22), proyecto que en estos momentos se está desarrollando en el resto de la comunidad de Euskadi con el nombre de Euskadi Lagunkoia, basándose en el concepto de las Redes Locales para la Salud (23).
En otro orden de cosas, la FC puede ser un establecimiento idóneo para colaborar informando de los niveles de polinización a la vez que se realiza Educación sanitaria respecto a las medidas higiénico-dietéticas para prevenir o reducir la exposición a alérgenos. Ya hay experiencias en las que, con una información actualizada sobre los niveles y tipo de polen, en especial los días de niveles de riesgo, la FC comunica de forma directa, tanto verbalmente como por escrito, y facilita el acceso a las páginas de las redes correspondientes, pudiéndose incluso incorporar esta información en las cruces de la farmacia (24). Un ejemplo de este tipo de red es la de Madrid, denominada PALINOCAM (25). En relación con las patologías respiratorias, la FC también puede proporcionar información personalizada del medicamento en cada caso, respecto al sobreuso de medicamentos de rescate (SABA y SAMA), uso correcto de inhaladores (in check dial), indicación de medicamentos para los síntomas menores (o comunes) como antihistamínicos orales, descongestivos nasales (adrenérgicos, cortisonas), colirios y cortisonas tópicas, etc. En este sentido, la FC puede derivar al médico a aquellos pacientes que requieran, por su clínica, una nueva prescripción o un nuevo diagnóstico.
Otra función en que puede participar la FC es la relacionada con el control de plagas, actividad muy importante, por ejemplo, aportando información y recomendaciones para evitar picaduras de insectos, como el mosquito tigre, la mosca negra (26) o la prevención y control de la sarna (27).
También es un tema importante en el que la FC por su distribución geográfica y consiguiente accesibilidad puede tener un papel relevante proporcionar información sobre los riesgos derivados del exceso de radiación UV. En este campo, la FC lleva años trabajando en el consejo y asesoramiento de pacientes y en la importancia de la protección y de la selección del filtro solar más indicado en cada paciente. Además, ante la situación del cambio climático cobra cada vez más relevancia la información a las personas vulnerables sobre cómo actuar ante situaciones de temperatura extrema, ya sean picos de calor o de frío, aportando recomendaciones dietéticas, importancia de la ingesta de líquidos, fundamentalmente agua, buscar lugares frescos, con sombra, etc. En este sentido la FC puede contribuir a identificar pacientes con especial riesgo de sufrir ante estas situaciones.
Otro asunto ambiental que preocupa es la polución ambiental. En 2021, el 97% de la población mundial estuvo expuesta a niveles de polución ambiental que superan las recomendaciones de la OMS (28), por lo que la exposición a estos contaminantes es ya la segunda causa de enfermedades no transmisibles (ENT) (28). La población podría no estar suficientemente informada sobre los riesgos que la contaminación medioambiental puede generar sobre su salud, por lo que la FC puede jugar un papel relevante (29).
Por último, se puede añadir que en el proceso de transformación que está viviendo la FC (Cuadro 1) uno de los servicios de atención comunitaria es la realización de cribados. Junto a la detección esporádica de enfermedades ocultas, hecho muy frecuente en la FC en la que se detectan pacientes con alta probabilidad de ser diagnosticados como diabéticos, hipertensos, obesos o de padecer una dislipemia, está muy generalizada la realización de cribados como, por ejemplo, de cáncer de colon y de cérvix o la detección temprana de VIH, que puede ir acompañado de detección de sífilis en hombres que tienen sexo con hombres (30).
 

Conclusiones 

 
Dado el proceso de transformación en que está inmersa la FC hacia una actividad más asistencial y más social centrada en los pacientes y en la comunidad a la que atiende, y dada su accesibilidad y la presencia de un profesional formado, hace que esta se deba entender como un agente importante de Salud Pública. De acuerdo con los ejemplos mostrados en este artículo sobre actividades que ya se están llevando a cabo dentro del campo de la Salud Pública, la FC puede y debe jugar un papel más relevante en el abordaje de actividades de salud ambiental como las ya citadas, en colaboración con otros agentes de formación académica diferente del farmacéutico, implicados en actividades de salud ambiental.
 

Conflictos de intereses 

 
Ninguno.
 

Financiación 

 
Ninguna.
 

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