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Editorial - Riesgos (y beneficios) del uso de herramientas de inteligencia artificial en la escritura de artículos científicos

Cómo citar este artículo:
Gea Caballero V. Riesgos (y beneficios) del uso de herramientas de inteligencia artificial en la escritura de artículos científicos. RIdEC 2025; 18(1):4-5. doi: https://doi.org/10.63178/yvmv5286ridec

 

La inteligencia artificial (IA) surge como una innovación tecnológica que ha irrumpido en nuestras vidas y transformado la realidad de muy diferentes maneras, llegando a múltiples escenarios de nuestra vida cotidiana, también al nivel profesional. Como es de imaginar, la práctica sanitaria y la escritura científica no son una excepción, por ejemplo, en la enfermería y la enfermería comunitaria. Estaremos de acuerdo en que la IA debe (y tiene) que facilitarnos la automatización de procesos de trabajo, que permitan reducir cargas y acciones liberadoras de tiempo que podamos emplear en dar más valor humano, científico y técnico a nuestra actividad. En la escritura científica esto puede traducirse, como mínimo, en dos oportunidades de mejora: en la eficiencia y en la calidad de la producción.

Esta realidad conlleva, sin embargo, ciertos riesgos: abusar de estas herramientas, excediendo lo que consideraríamos ayuda, convirtiéndose en protagonista del trabajo científico. Por lo tanto, se plantean ciertos compromisos y desafíos éticos que deben ser explorados y abordados con cautela, para reflexionar sobre los riesgos y los beneficios asociados al uso de IA en la redacción científica. En este mismo número de la Revista Iberoamericana de Enfermería Comunitaria, presentamos un artículo especial cuya autoría se declara a la IA con revisión humana. Obviamente, el objetivo de dicho artículo solo pretende presentar un resumen de informaciones clave a partir de cuatro documentos extensos publicados por la sociedad científica SESPAS en forma de monografía, para lo que se obtuvo el consentimiento. Es un ejemplo de algunas posibilidades de síntesis. Del mismo modo que presentamos un beneficio de la IA (sintetizar informaciones amplias e incluso mejorarlas) presentamos también el conflicto: ¿Es ético publicar un artículo generado de forma automatizada?

Lo que apreciamos es que, como mínimo, la IA puede ser una forma de eficientar y ahorrar tiempo de trabajo. La automatización de tareas repetitivas, las correcciones, la revisión avanzada de la literatura, e incluso procesos complejos y avanzados como son también el análisis de datos o las traducciones. Gracias a su capacidad para el análisis de datos masivos, puede proponer mejoras en la estructura, organización y redacción, para aportar mayor claridad y especificidad. Incluso puede detectar lagunas de conocimiento u oportunidades en cuanto a enfoques y reenfoques de nuevas investigaciones.
Puede ayudarnos, por ejemplo, en la síntesis de la evidencia disponible, algo que puede ser de gran utilidad en conceptos y fenómenos no demasiado estudiados como determinados gaps en intervenciones o desarrollos de carácter grupal o comunitario. Estos son solo algunos pequeños ejemplos de cómo esta tecnología puede facilitarnos el proceso de investigación.

Sin embargo, su uso y aprovechamiento no está exento de riesgos y desafíos. Una de las primeras preocupaciones de los equipos editoriales es, sin duda, la falta de originalidad y autenticidad de los manuscritos. La escritura científica no deja de ser un proceso cognitivo superior y avanzado, basado en el pensamiento, reflexión, juicio crítico y experiencia del equipo de investigación, y no un documento basado en la capacidad de procesamiento de una máquina, desvinculado de los procesos superiores del razonamiento humano. El resultado puede acabar en textos muy genéricos y carentes de profundidad crítica, además de otros conflictos como pueden ser la producción de textos muy similares a otros como consecuencia de la falta de especificidad, profundidad e interpretación. Por otro lado, seguimos observando sistemáticamente la presencia de sesgos y errores de información, consecuencia del uso de datos preexistentes que, de no ser verificados adecuadamente y valorada su pertinencia y obsolescencia, puede perpetuar la información, conceptos y marcos no actuales. La pregunta surge con fuerza: ¿utiliza la IA las mejores fuentes, las más robustas y las más actuales? Sabemos que no, o no siempre, lo que compromete su credibilidad.

Y, por supuesto, quedaría la reflexión sobre los aspectos éticos de la investigación y la redacción. ¿Cuál es el límite aceptable que logre que no exista una dependencia excesiva de la IA? ¿Quién es el autor/a real de documentos generados ampliamente con IA? ¿Qué grado de responsabilidad intelectual puede tener tal documento? ¿Cómo puede vulnerarse la integridad académica con textos semiautomatizados?

Lo cierto es que las revistas científicas deben estar preocupadas no por el uso de la IA, sino por el mal uso y abuso de esa IA. Tenemos y debemos utilizarlas, porque estas herramientas tienen la capacidad real de, con un uso equilibrado y con pensamiento humano crítico aplicado, revolucionar la escritura científica. Y por ello, y tal y como sucedió hace años con la incorporación de detectores de plagio, sea necesario que las revistas utilicen no solo detectores de textos autogenerados en exceso, sino que incorporen y regulen en sus normas públicas el uso, los aspectos y la declaración de conflictos éticos que pudiera existir por el uso de IA. En la Revista Iberoamericana de Enfermería Comunitaria RIdEC, y en la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC), ya hemos iniciado este camino para que la integridad y credibilidad de la producción científica difundida en RIdEC sea máxima. Pero ese es un compromiso que no depende solo de revistas o editores/as, también dependerá del compromiso de los equipos de investigación y su respeto a los estándares éticos.

 

Dr. Vicente Gea Caballero
Director de Revista Iberoamericana de Enfermería Comunitaria RIdEC
Asociación de Enfermería Comunitaria AEC

 

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Espacio AEC - La fuerza de la comunidad en tiempos complejos

 

Hablar de cuidados comunitarios no es nada nuevo. En los últimos años, es un término que está presente tanto en el ámbito sanitario como en otros ámbitos vinculados al campo de la salud pública y al desarrollo social comunitario con un enfoque colaborativo y multisectorial.

El cuidado comunitario asume a la comunidad como protagonista, implicándola en la identificación de necesidades, la toma de decisiones y la ejecución de acciones para el cuidado de la salud de sus miembros. Sin embargo, la propia complejidad del trabajo comunitario en sí no siempre permite optimizar todos los recursos disponibles y activos en la atención comunitaria, dificultando a su vez la participación de la comunidad [1, 2].

Cuando la comunidad participa activamente en la gestión de sus determinantes sociales, asume responsabilidades sobre su propia salud y la de su entorno, incrementando de esta forma su capacidad para resolver problemas y fomentando el desarrollo de estilos de vida más saludables [3].

La historia nos muestra cómo las comunidades ante situaciones complejas como crisis económicas, guerras, pandemias o procesos de transformación social, recurren a la organización colectiva y el cuidado mutuo como estrategias de resiliencia y supervivencia, adaptando sus formas de acción a los desafíos de cada época y contexto [4].

Podríamos profundizar en el recorrido histórico de cualquier ciudad en cualquier país; de todas ellas, vamos a centrarnos en una en concreto, Tarragona.

La trayectoria histórica de Tarragona, marcada por la convivencia, la adaptación colectiva y la construcción de la comunidad ante la adversidad [5], representa los valores y retos que este año la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC) abordará en el VIII Congreso Internacional y XIV Nacional de la AEC, así como el XII Encuentro de tutores y residentes de Enfermería Familiar y Comunitaria, que se celebrará los días 22, 23 y 24 de octubre de 2025 en el Palau Firal i de Congressos de Tarragona.

El lema propuesto, Cuidados comunitarios: Fórum de la complejidad, conecta con la historia local de Tarragona por varias razones [5].

En primer lugar, al igual que el foro romano o los consejos urbanos medievales [5], el congreso se plantea como un espacio de encuentro y diálogo donde compartir experiencias y construir soluciones colectivas a problemas complejos.

Por otro lado, la historia de Tarragona muestra cómo la fragmentación social y la vulnerabilidad requieren respuestas comunitarias, participativas y coordinadas [5], principios que están en el centro del enfoque de los cuidados comunitarios.

Finalmente, de igual forma que Tarragona ha sabido reinventarse a lo largo de los siglos integrando saberes ancestrales, nuevas formas de organización y cooperación adaptándose a los retos de cada época, las enfermeras comunitarias hemos innovado y nos hemos adaptado para abordar la complejidad de los cuidados en la actualidad.

El congreso nace como respuesta a la necesidad de abordar la complejidad del cuidado desde una perspectiva innovadora, integradora, salutogénica y profundamente humana, poniendo en el centro la equidad, la participación, la diversidad y la promoción de la salud. Tarragona no solo es un escenario simbólico para nuestro congreso, sino también es un ejemplo vivo de cómo los cuidados comunitarios y la gestión de la complejidad son esenciales para el bienestar y la cohesión social.

Asistir es más que una oportunidad de formación, es una invitación a formar parte activa de una sociedad científica comprometida, dinámica y en constante evolución. Es el momento de compartir, de inspirarse y de contribuir con ideas y experiencias a la construcción de un modelo de atención más equitativo, accesible y centrado en las personas. Es, en definitiva, una ocasión para reafirmar el valor de la Enfermería Comunitaria como motor de transformación social.

Reserva estas fechas y súmate a este gran encuentro. La participación de cada uno es esencial para avanzar juntos hacia el futuro de los cuidados comunitarios, afrontando la complejidad con conocimiento, pasión y compromiso.

¡Os esperamos en Tarragona! Un espacio de innovación, aprendizaje y transformación del cuidado comunitario.

Dra. Maribel Mármol López
Presidenta
Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC)

 

Bibliografía

[1] Cotonieto-Martínez E, Rodríguez-Terán R. Community health: A review of pillars, approaches, intervention tools and its integration with primary care. JONNPR. 2021; 6(2):393-410. doi: https://doi.org.10.19230/jonnpr.3816
[2] Sobrino Armas C, Hernán García M, Cofiño R. ¿De qué hablamos cuando hablamos de “salud comunitaria”? Informe SESPAS 2018. Gac Sanit. [internet] 2018 [citado 30 may 2025]; 32:5-12. Disponible en: https://www.gacetasanitaria.org/es-pdf-S0213911118301547
[3] Gobierno de España. Salud comunitaria [internet]. Madrid: Ministerio de Sanidad. Promoción de la salud y prevención; 2025. [citado 30 may 2025]. Disponible en: https://www.sanidad.gob.es/areas/promocionPrevencion/entornosSaludables/saludComunitaria/home.htm
[4] Barañano M, Santiago J, Domínguez M. La dimensión espacial del bienestar, los cuidados y la vulnerabilidad. Revista Española de Sociología. 2023; 32(4),a185. doi: https://doi.org/10.22325/fes/res.2023.185
[5] Dutour T. La ciudad medieval. Orígenes y triunfo de la Europa urbana. Paidos [internet] 2004 [citado 30 may 2025]; 950-12-5043-1. Disponible en: https://hal.sorbonne-universite.fr/hal-03950273

 

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Original - Variables de salud percibida asociada al agotamiento académico en estudiantes universitarios en pospandemia covid-19. México

 

Cómo citar este artículo:
Rodríguez Leana C, Terrazas Meraz MA, Fernández Sánchez, A. Variables de salud percibida asociada al agotamiento académico en estudiantes universitarios en pospandemia covid-19. México. RIdEC 2025; 18(1):8-16. doi: https://doi.org/10.63178/ajhr7447ridec

Fecha de recepción: 8 de agosto de 2024.
Fecha de aceptación: 25 de abril de 2025.

Autores

1 Claudia Rodríguez Leana
2 María Alejandra Terrazas Meraz
3 Abigail Fernández Sánchez

  1. Doctora en Alta Dirección. Profesora Investigadora de Tiempo Completo adscrita a la Facultad de Enfermería. Universidad Autónoma del Estado de Morelos. México
  2. Doctora en Ciencias en Salud Pública con área de concentración en Epidemiología. Profesora Investigadora de Tiempo Completo adscrita a la Facultad de Nutrición. Universidad Autónoma del Estado de Morelos. México
  3. Doctora en Ciencias de Enfermería. Profesora Investigadora de Tiempo Completo adscrita a la Facultad de Enfermería. Universidad Autónoma del Estado de Morelos. México

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Resumen

Introducción: analizar las dimensiones de agotamiento académico, variables de salud mental y sociodemográficas de los estudiantes de enfermería en pospandemia covid-19 en una universidad pública.
Método: estudio prospectivo, transversal y analítico, realizado a 174 estudiantes durante febrero de 2024. El instrumento para evaluación de burnout académico fue MBI-HSS de 15 ítems. Instrumento para valoración de salud mental (GHQ-28): síntomas somáticos, ansiedad e insomnio, disfunción social y depresión, contiene cápsula de consentimiento informado y una encuesta sociodemográfica. El análisis de los datos fue mediante el programa estadístico SPSS V-22, con medidas de tendencia central, correlaciones de Pearson y prueba t.
Resultados: participantes n= 174, el 75,3% fue mujer, la mayoría fue soltero (97,1%), edad promedio 19,87. Fue detectada la presencia de agotamiento académico y la salud mental estaba alterada. La asociación entre los datos demográficos agotamiento académico y salud mental es significativa. Los estudiantes presentan niveles bajos de burnout (24,7%), intermedio (61,2%) y alto (14,1%). La salud mental presenta un nivel leve (16,5%), moderado (19,6%) y alto (40,5%) y el 23,4% se percibe sano.
Conclusiones: en el impacto pospandemia se presentan secuelas en salud físicas, psicológicas y comportamentales entre otras variables escolares.
Palabras clave: salud mental; agotamiento académico; estudiantes universitarios.

Abstract

Perceived health variables associated to academic burnout in University students after the Covid-19 pandemic in Mexico

Objective: to analyse the dimensions of academic burnout, mental health and sociodemographic variables of nursing students at the COVID-19 post-pandemic period at a Public University.
Method: a prospective, cross-sectional and analytical study, conducted with 174 students during February 2024, using the
15-item tool for academic burnout assessment (MBI-HSS), and the GHQ-28 tool for mental health evaluation: somatic symptoms, anxiety and insomnia, social dysfunction and depression, containing an Informed Consent capsule and a sociodemographic survey. Data analysis was conducted with the SPSS V-22 statistical program, with central trend measures, Pearson correlations and T-test.
Results: there were 174 participants (n= 174), 75.3% were female and the majority were single (97.1%), with an average age of 19.87 years. The presence of academic burnout was detected, as well as alterations in mental health. The association between demographic data for academic burnout and mental health was significant. Students presented low (24.7%), medium (61.2%), and high (14.1%) burnout levels. Mental health presented low (16.5%), moderate (19.6%) and high (40.5%) levels, while 23.4% was perceived as healthy.
Conclusions: with post-pandemic impact there were aftereffects in physical, psychological and behavioural health, among other school variables.
Key words: mental health; academic burnout; university students.

 


Introducción

Aproximadamente una de cada ocho personas en el mundo sufre algún trastorno mental [1]. En México tres de cada 10 personas padecen algún trastorno mental a lo largo de su vida y más del 60% de la población que sufre alguno de ellos no recibe tratamiento. Los trastornos de salud mental más habituales son la ansiedad y la depresión [2].
El síndrome de burnout fue declarado, en el año 2000, por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un factor de riesgo laboral, debido a su capacidad para afectar la calidad de vida, salud mental e incluso hasta poner en riesgo la vida del individuo que lo sufre. Enfatizando en este problema, se adapta el instrumento hacia los estudiantes universitarios conocido como agotamiento académico, en ellos afecta su desempeño académico y en su salud física y mental [3].
El burnout académico es una respuesta emocional negativa respecto de los estudios; una sensación de encontrarse exhausto, de no poder más con las tareas escolares (agotamiento); una actitud de distanciamiento respecto de lo que significa ser estudiante, de la importancia que tiene y la utilidad que le atribuye a los estudios que está realizando (cinismo); así como un sentimiento de incompetencia académica (ineficacia), un sentimiento de reducida competencia, poca motivación y el desarrollo de actitudes disfuncionales en el trabajo escolar [4,5].
Este problema es necesario reconocerlo en el ámbito universitario para poder abordar el agotamiento académico a través de una intervención en los estudiantes, fomentando entornos de aprendizaje saludable [6]. Asimismo, mejorar el bienestar futuro es fundamental, por lo cual da prioridad a la salud mental y proporciona capacitaciones a los estudiantes para mejorar su rendimiento académico emocional y social garantizando a largo plazo su desarrollo integral [7].
Goldberg y Hillier (1979) [8] integraron un instrumento para evaluar la salud mental en cuatro subescalas: síntomas psicosomáticos, ansiedad, disfunción social en la actividad diaria y depresión. Estas se relacionan de forma directa o inversa en síntomas somáticos, dolor, fatiga, mareos, problemas gastrointestinales, entre otros problemas psicológicos, manifestado por ansiedad caracterizada, por sentimientos de tensión, preocupación excesiva y cambios físicos como aumento de la presión arterial. La ansiedad y el insomnio manifestado por dificultad para conciliar o mantener el sueño, o experimentar un sueño reparador, ya que las preocupaciones y el estrés dificultan el descanso adecuado. En la disfunción social, las personas tienen dificultades para interactuar y relacionarse con otras, como aislamiento, problemas de comunicación, falta de habilidades sociales y conflictos interpersonales, y pueden ser resultado de condiciones psicológicas como la ansiedad social. La depresión conlleva la falta de capacidad de una persona para funcionar, es una condición mental o estado de ánimo persistentemente bajo y la pérdida de interés o placer en la mayoría de las actividades.
Otros síntomas son los cambios en el apetito y el peso, la fatiga, los sentimientos de inutilidad o la culpa excesiva, la dificultad para concentrarse, los cambios de humor y los pensamientos recurrentes de muerte o suicidio [9,10].
La prevalencia del síndrome de burnout académico, por dimensión, se estimó en un 55,4% para el agotamiento emocional, un 31,6% para el cinismo y un 30,9% para la eficacia académica. Estos niveles moderados del síndrome predominan en las poblaciones de estudiantes universitarios de diferentes carreras a nivel mundial [11]. El agotamiento académico se define como “sentimiento resultante de la compulsión por el estudio (agotamiento), el pesimismo hacia las tareas (cinismo) y el sentimiento de incompetencia como estudiante (ineficacia)”. Maslach [12] lo presenta como “un síndrome psicológico de agotamiento emocional, despersonalización y reducción de la realización personal que ocurre como respuesta a factores estresantes emocionales e interpersonales entre los individuos”.
La alta demanda del ambiente universitario posibilita que los estudiantes presenten problemas de salud mental y agotamiento académico. Sin embargo, los estudiantes no cuentan con las habilidades y las estrategias para afrontar los problemas cotidianos durante su formación universitaria afectando su salud física y emocional, así como la calidad de sus estudios [3]. Los universitarios del área de la salud suelen desarrollar un nivel alto de estrés durante su proceso formativo, por la carga académica intensa, la competencia, las prácticas clínicas relacionadas con el manejo de personas enfermas y al final de la vida, la responsabilidad, las expectativas, los exámenes, el equilibrio en la vida-estudios y visualizar su futuro. Algunos logran desarrollar estrategias adecuadas para afrontar las exigencias académicas, mientras otros muestran comportamientos de escape o evitación que no necesariamente son apropiados y contribuyen a generar sensaciones de agotamiento físico y mental y una actitud negativa, desvalorización y pérdida de interés en sus estudios [13, 14].
Por otra parte, la crisis provocada por la pandemia de covid-19 incrementó en los estudiantes universitarios la depresión, la ansiedad y el estrés, así como distintos síntomas psicológicos, motivo de consumo de alcohol y tabaco, aislamiento social, entre otros, problemas que persisten en pospandemia. Diversos estudios muestran la prevalencia de depresión, ansiedad y estrés en estudiantes universitarios antes y durante los primeros tres meses de cuarentena [11, 15].
La presencia de la pandemia covid-19, específicamente en la facultad de enfermería, incrementó la deserción escolar, misma que se ha ido recuperando paulatinamente. Sin embargo, las secuelas están manifestadas en los estudiantes por bajo rendimiento académico y la solicitud de apoyo psicológico. Para ello, se proponen intervenciones de programas preventivos para manejo de estrés para facilitar la adaptación a esta nueva realidad y mejorar la salud en los estudiantes [16, 17].
En relación con esta problemática, el objetivo del estudio es analizar las dimensiones de agotamiento académico, síntomas de salud mental y la relación con las variables sociodemográficas de los estudiantes de enfermería en pospandemia covid-19 de una universidad pública, México.

Material y método

Estudio cuantitativo, de tipo descriptivo transversal, en estudiantes de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Morelos durante febrero de 2024.
La muestra fue conformada por 174 estudiantes de la Licenciatura en Enfermería, el muestreo fue no probabilístico. Fueron incluidos todos los estudiantes de cualquier semestre y manera voluntaria.
La recogida de datos fue mediante dos instrumentos de evaluación del burnout académico; se utilizó el Maslach Burnout Inventory-Student Survey (MBI-SS) [18], validado por Banda et al. [19], adaptado de la versión original Maslach Burnout Inventory-Human Services Survey (MBI-HSS) validado por Aranda y et al. [20], consta de 15 ítems para las dimensiones de Agotamiento Emocional (cinco ítems), Cinismo-despersonalización (cuatro ítems) y Eficacia Académica (seis ítems) con escala de Likert 1= totalmente en desacuerdo y 5= totalmente de acuerdo, Hu et al. [21]. El cuestionario para salud mental (GHQ-28) consta de 28 ítems, contiene cuatro subescalas: síntomas somáticos, ansiedad e insomnio, disfunción social y depresión grave; con escala de Likert 1= nunca y 4= siempre todo el tiempo (Goldberg et al. [8]); ambos instrumentos validados alfa de Cronbach aceptable [9], ha sido ampliamente utilizado en diversos ámbitos e instituciones, sobre todo en los enfocados en el sector de salud pública; se incluyen variables demográficas, género, edad, estado civil, convivencia, consumo de alcohol y tabaco.

Procedimiento

Se invitó a los estudiantes a participar en el estudio, se les visitó en sus aulas presencialmente para dar la información pertinente. A través del correo electrónico se envió el cuestionario para que lo contestara quien quisiese participar.
El análisis de datos fue mediante el programa estadístico SPSS V-22, se evaluaron por medio de medidas de tendencia central y promedio para variables demográficas, el índice de agotamiento profesional, el cinismo, la eficacia académica; y en percepción de salud general, los síntomas somáticos, la ansiedad e insomnio, la disfunción social y la depresión grave.
Se emplearon pruebas de coeficiente de correlación de Pearson (p) con un nivel de confianza del 95%, cuya significancia estadística fue p ≤ 0,05, para medir la magnitud del efecto, para evaluar la asociación entre las dimensiones de burnout académico y salud mental percibida. El procedimiento prueba T para muestras independientes contrasta la diferencia de medias, entre las dimensiones de burnout, salud mental y con variables demográficas, obteniendo la significancia de las diferencias entre dimensiones demográficas.

Consideraciones éticas

Siguiendo los principios éticos de la declaración de Helsinki para investigación, los datos obtenidos se emplearon exclusivamente para los fines de la investigación, la participación fue anónima. Se solicitó a cada uno de los participantes a dar su consentimiento informado y permitir de forma voluntaria participar en el estudio, mencionando que la información obtenida solo será para uso confidencial. Se obtuvo el permiso del Comité de Ética de la institución.

Resultados

En general, se obtuvo una media en edad de 19,97, predomina la edad de 18 a 19 años [67,2% (117)]; respecto al sexo, el 75,8% (132) es femenino; la mayoría es soltero [97,1% (169)]; la convivencia mayor es en el núcleo de la familia [60,9% (121)]; viven con sus padres [18,2% (32)] y con hermanos y/o amigos [12,1% (21)]. Se observa un porcentaje bajo pero significativo, el consumo de tabaco alcanza el 9,8% (17) y casi la cuarta parte consumen alcohol [20,7% (36)].
Respecto a la dimensión del agotamiento, más de la mitad de los estudiantes de enfermería presentan un nivel intermedio y alto. En el cinismo, más de la mitad de los encuestados indican un nivel bajo y continua el nivel intermedio, el nivel alto es menor, pero es significativo; y la dimensión de eficacia académica es la parte positiva y modula o media entre las variables negativas, encontrando más de la mitad con un nivel alto, menos de la cuarta parte que alcanza un nivel intermedio.
En general, el comportamiento de agotamiento académico con nivel bajo representa casi la cuarta parte, más de la mitad presenta el síndrome con nivel intermedio y un porcentaje menor obtiene nivel alto (Gráfico 1).
En el comportamiento de la salud mental, se perciben en subescala de síntomas somáticos un nivel alto casi la mitad de los estudiantes. En la ansiedad y el insomnio más de la mitad considera tener un nivel moderado y alto. En la disfunción social se incrementa de forma muy significativa el nivel moderado y alto con un 83%. En la depresión severa se perciben nivel bajo casi tres cuartas partes y nivel moderado y alto en más de la cuarta parte. El 23,5% de los estudiantes no percibe problemas en su salud mental. Sin embargo, hay presencia de depresión con un nivel leve (16,5%), moderado (19,5%) y alto (40,5%) (Gráfico 2).
En la Tabla 1 se muestran las asociaciones con las variables de agotamiento académico, salud mental y las variables personales, entre ellas resultó una relación y alta significancia estadística de este hallazgo (p < 0,000). Esto refuerza la robustez de la relación observada. En las dimensiones de agotamiento académico y subescalas de salud mental se encontró que el agotamiento y el cinismo tienen una correlación positiva moderada (r= 0,499, p= 0,000). Esto indica que a medida que aumenta el nivel de agotamiento, también aumenta el nivel de cinismo entre los estudiantes. Se determinó que el agotamiento se asocia con los niveles altos de ansiedad e insomnio (r= 0,229, p= 0,002). Además, si aumenta el agotamiento, también aumentan los síntomas depresivos (r= 0,234, p= 0,002).

RIdEC v18 n1 org1 g1

Gráfico 1. Nivel de agotamiento académico (burnout) en estudiantes

RIdEC v18 n1 org1 g2

Gráfico 2. Comportamiento de salud mental general en estudiantes


RIdEC v18 n1 org1 t1

Se encontró una asociación significativa y negativa entre cinismo y síntomas de ansiedad e insomnio (r= -0,229, p= 0,002), sugiere que a medida que aumentan los niveles de cinismo afecta a los niveles de ansiedad e insomnio. A medida que se incrementa el cinismo, aumentan los síntomas de depresión (r= 0,307, p= 0,000). Se observa también una correlación significativa y negativa entre las variables eficacia académica y cinismo (r= -0,481, p= 0,000), y entre la eficacia académica y la depresión grave (r= -0,168, p= 0,026).
Los síntomas somáticos se asocian con el agotamiento, aunque la correlación es más débil (r= 0,150*, p= 0,048). Esto sugiere una relación positiva pero leve, indicando que mayores niveles de agotamiento se asocian con un aumento de síntomas somáticos. En el análisis de síntomas somáticos y la ansiedad e insomnio existe una correlación positiva fuerte y altamente significativa (r= 0,624, p= 0,000). Esto implica que a medida que aumentan los síntomas somáticos, también lo hace la ansiedad y el insomnio. La disfunción social (r= 0,182, p= 0,016) y con depresión grave (r= 0,191, p= 0,012). Entre los síntomas somáticos y sexo (r= 0,274, p= 0,000), indica que los síntomas somáticos varían de manera significativa en función del sexo, siendo más prevalentes en un sexo específico. En el análisis existe una correlación positiva y significativa entre la ansiedad y el insomnio y la disfunción social (r= 0,179, p = 0,018), indica que a medida que aumentan los síntomas de ansiedad e insomnio, también lo hace la disfunción social. La relación con depresión grave (r= 0,487, p= 0,000), sugiere que mayores niveles de ansiedad e insomnio están asociados con niveles más altos de depresión grave.

Relaciones de agotamiento académico, salud mental y variables de comportamiento

En la Tabla 2 se observa la asociación positiva, moderada y significativa entre la edad y el estado civil (r= 0,317, p= 0,000). Sugiere que a medida que aumenta la edad, también tiende a cambiar el estado civil de las personas. La dimensión de agotamiento y comportamiento del consumo de tabaco es significativa y negativa (r= -0,171, p= 0,024) y respecto al cinismo con el consumo de alcohol, la eficacia académica se relaciona con el consumo de tabaco de forma negativa (r= -0,206, p= 0,006).

RIdEC v18 n1 org1 t2

La subescala ansiedad e insomnio con el consumo de tabaco (r= -0,262, p= 0,000), implica que a medida que aumentan los síntomas de ansiedad e insomnio, se asocia negativamente con el consumo de tabaco. Asimismo, se relaciona la depresión y el consumo de tabaco (r= -0,321, p= 0,000) y consumo de alcohol (r= -0,211, p= 0,005). Esta relación sugiere que mayores niveles de depresión grave tienen una correlación negativa con el consumo de tabaco y alcohol (r= ,453, p= ,000). Indica que a medida que aumentan los síntomas de depresión, influye el consumo de tabaco y alcohol de manera moderada.
La relación de la edad en relación con el estado civil es moderadamente significativa (r= 0,317, p= 0,000). La edad se asocia positivamente con la convivencia (r= 0,304, p= 0,000). Indica que a medida que aumenta la edad, crece la convivencia entre los individuos. Por último, la relación entre el estado civil y la convivencia familiar es r= 0,307, p= 0,000, esto indica un cambio en la vida familiar.

Análisis de varianzas: agotamiento académico, salud mental y variables sociodemográficas

En la Tabla 3, se muestra el análisis comparativo entre variables de agotamiento académico, salud mental y demográficas, utilizando la prueba t para evaluar las diferencias entre variables.
En relación con el sexo femenino se presentan mayores puntuaciones en el agotamiento, la eficacia académica y la disfunción social. El sexo masculino puntúa alto en las variables de cinismo, los síntomas somáticos y la ansiedad y el insomnio, y depresión grave.
El grupo de estudiantes de 20 a 24 años puntúa alto en agotamiento, cinismo y disfunción social. La población más joven de 18-19 años puntúa mayor en eficacia, síntomas somáticos, ansiedad e insomnio y depresión.
Dentro del estado civil, la mayor puntación es para la unión libre: agotamiento, síntomas somáticos, ansiedad e insomnio y disfunción social y los estudiantes solteros puntúan mayor en cinismo, eficacia académica y depresión grave.
En el tipo de convivencia, aquellos que conviven con la familia puntuaron alto en agotamiento académico y los que conviven con otros familiares y amigos mostraron una puntuación más alta en las variables de salud mental.

Discusión

El agotamiento académico está presente en los estudiantes de enfermería por las características de la carrera; sin embargo, existe un incremento posterior a la pandemia covid-19 en el cual se manifiestan comportamientos relacionados con el agotamiento y la salud mental en estudiantes y el miedo al contagio de covid-19 [21].

RIdEC v18 n1 org1 t3

Los resultados de otros estudios de población en universitarios mexicanos [22] fueron similares, el miedo a contraer covid-19 desencadena estrés, el cual provoca agotamiento, cinismo y disminuye la autoeficacia. Sin embargo, la dimensión de eficacia académica se correlacionó positivamente en agotamiento académico y modula de alguna forma el síndrome burnout académico.
En la pospandemia se incrementó el número de estudiantes, de nivel bajo a moderado, en agotamiento académico; prevaleció el nivel leve predominando el indicador comportamental. En el análisis de asociación del síndrome con las variables sociodemográficas y académicas no se apreció una relación significativa, resultado similar a un estudio de Chile [23].
El efecto de abandono de los estudios universitarios se asocia al burnout académico y las variables de salud mental, como la ansiedad [24]. Además, presentaron ansiedad al sentir problemas a nivel fisiológico con probabilidad de que se maximicen a síntomas depresivos entre altas y bajas en su estado de ánimo, así como problemas del sueño, presentaron inestabilidad en sus emociones, somatizaciones físicas como forma de descargar el estrés [25]. A diferencia del estudio de Silva et al. [9], la edad se relaciona positivamente con el dolor de cabeza y el género del estudiante con los problemas del sueño.
Algunos estudios demostraron una comorbilidad excesiva y grave de depresión, ansiedad y estrés simultáneamente, junto con esta comorbilidad triádica, la presencia de agotamiento psicológico severo [11, 25, 26].
En los hallazgos se reporta que el sexo femenino puntúa mayormente en agotamiento y eficacia y disfunción social, mientras que en hombres tienden a reportar niveles más altos de cinismo, síntomas somáticos, ansiedad e insomnio y depresión.
Esto contrasta con un estudio en Chihuahua [27], en el cual se observó que la mujer reporta mayores niveles en las dimensiones de agotamiento, cinismo y eficacia.

Conclusiones

El agotamiento académico existe en la diversidad de niveles y dimensiones, se observa que en la pospandemia covid-19 aumentó el nivel de agotamiento y los problemas en salud mental que se asocian con una menor eficacia académica, destacando la importancia de abordar el bienestar para mejorar la salud integral de los estudiantes universitarios.
Es común en México, como en otros países, que los universitarios dependan del vínculo de acompañamiento y lazos afectivos de la familia para su desempeño académico, debido a razones culturales sociales y personales. En el apoyo familiar y las redes de amigos, los estudiantes obtienen apoyo emocional y motivación, de este modo, desempeñan un papel positivo en la eficacia académica. El desafío es que el agotamiento y la salud mental se diversifican entre los géneros, grupos de edad, tipo de familia y se ven influidos por las circunstancias personales y sociales de los estudiantes.
La profesión de enfermería valora, diagnostica, planea, interviene y evalúa las intervenciones para el cuidado de la persona, físico y emocionalmente. En los estudios universitarios, es fundamental que la institución apoye el bienestar de los estudiantes, con énfasis en la promoción y prevención de la salud mental, constituyéndose en un desafío el crear estrategias, tales como la educación, la comunicación, el liderazgo y el trabajo en equipo, lo que significará innovar en el currículo incorporando talleres que permiten trabajar el agotamiento físico, emocional y cognitivo del estudiante.

Conflicto de intereses

Ninguno.

Financiación

Ninguna. 

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Adjunto:

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Original - Hábitos sexuales en jóvenes aragoneses de 18 a 25 años: estudio piloto observacional descriptivo

 

Cómo citar este artículo:
Hamam Alcober N, Viñuales Laviña I, Delgado Sevilla D, Fernando Vinués PJ, Viñuales Chueca B, Pérez Sanz N. Hábitos sexuales en jóvenes aragoneses de 18 a 25 años: estudio piloto observacional descriptivo. RIdEC 2025; 18(1):17-29. doi: https://doi.org/10.63178/bszk8534ridec

Fecha de recepción: 8 de agosto de 2024.
Fecha de aceptación: 25 de abril de 2025.

Autores

1 Nadia Hamam Alcober
1 Isabel Viñuales Laviña
2 David Delgado Sevilla
3 Pablo José Fernando Vinués
1 Beatriz Viñuales Chueca
3 Nuria Pérez Sanz

  1. Enfermera Interna Residente de Enfermería Familiar y Comunitaria. Unidad Docente Multidisciplinar de Atención Familiar y Comunitaria Huesca y Barbastro. Aragón (España)
  2. Enfermero Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Hospital Regional Universitario de Málaga. España
  3. Enfermera Especialista Familiar y Comunitaria. Servicio Aragonés de Salud. Aragón (España)

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Resumen

Introducción: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día más de un millón de personas se contagian de una infección de transmisión sexual (ITS). Una de las tasas más elevadas se encuentra en edades comprendidas entre los 20 y 24 años, con una tasa de 78,1/100.000 habitantes. El objetivo es identificar los hábitos sexuales relacionados con el uso de métodos anticonceptivos de los jóvenes de Aragón de entre 18 y 25 años.
Método: estudio piloto de tipo observacional descriptivo, transversal, realizado en 2019 con una muestra de 132 jóvenes con vida sexual activa por muestreo de conveniencia. Se realizó un cuestionario ad hoc de 20 ítems con variables sociodemográficas y preguntas relacionadas con hábitos sexuales y educación sexual recibida.
Resultados: participaron 132 jóvenes con edad media de 19 años. El 88,8% había mantenido relaciones sexuales con penetración. El principal método anticonceptivo utilizado es el preservativo masculino, siendo el más usado en relaciones esporádicas.
Las razones más importantes de no utilizar el preservativo radican en la disminución de sensibilidad e incomodidad.
A la hora de la penetración anal, se refleja una disminución del uso del preservativo. El 63% de los jóvenes ha recibido educación sexual, incidiendo en su importancia e interés, y la necesidad de disponer dicha formación en un 75% de los encuestados.
Conclusiones: la educación sexual recibida es una herramienta formativa positivamente valorada por los jóvenes, siendo insuficiente para algunos. El preservativo sigue siendo el método anticonceptivo más empleado.
Palabras clave: educación sexual; anticonceptivos; enfermedades de transmisión sexual; adulto joven; sexo inseguro.

Abstract

Sexual habits in young aragonese persons from 18 to 25 years of age: an observational descriptive pilot study

Objective: according to the World Health Organization (WHO), every day over one million persons will catch a sexually-transmitted infection (STI). One of the highest rates is found in ages between 20 and 24 years, with a rate of 78.1/100,000 inhabitants. The objective is to identify the sexual habits associated with the use of contraceptive methods among young persons between 18 and 25 years old in Aragon.
Method: a descriptive observational cross-sectional pilot study, conducted in 2019 with a sample of 132 young sexually-active persons, by convenience sampling. An ad hoc 20-item questionnaire was prepared, with sociodemographic variables and questions about sexual habits and sexual education received.
Results: the study included 132 young persons with 19 years as average age; 88.8% of them had engaged in sexual activity with penetration. The main contraceptive method used was male condom, the most frequently used in occasional relationships. The most important reasons not to use a condom were discomfort and a reduction in sensitivity.
In terms of anal penetration, there was a reduction in the use of condoms; 63% of these young persons had received sexual education, and 75% of the participants highlighted its importance and interest, and the need to have said training.
Conclusions: sexual education is a training tool positively valued by young persons, and some of them consider that it has been insufficient. Condoms are still the most widely used contraceptive method.
Key words: sexual education; contraceptives; sexually transmitted conditions; young adult; unsafe sex.

 


Introducción

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada día más de un millón de personas se contagian de una infección de transmisión sexual (ITS) [1]. En el ámbito europeo, se observa un aumento importante en las ITS. Concretamente, y según datos del European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC) del año 2018, la tasa de sífilis ha ido en aumento entre los años 2011 y 2017, sobre todo en hombres [2]. El mismo centro en relación con la gonorrea, con datos también del año 2018, afirma que la notificación de esta infección aumentó un 22% con respecto al 2017, y recalca también la variabilidad de infecciones en los distintos países de la Unión Europea, remarcando que las tasas más altas se encuentran en el norte de Europa [3].
Los últimos informes del Ministerio de Sanidad de España inciden en esta idea aportando datos alarmantes de la situación de las ITS. Según los informes anuales elaborados por el Instituto de Salud Carlos III, entre los años 2013 y 2017, se ha producido un incremento del 26,3% de infecciones por gonorrea [4], observándose cifras más altas en hombres [4]. Una de las tasas más elevadas se encuentra en personas jóvenes con edades comprendidas entre los 20 y 24 años, con una tasa de
78,1 por 100.000 habitantes [4]. En el año 2018 en España, la tasa de infección por enfermedad gonocócica fue de 13,78; de sífilis 7,23; y la de Chlamydia trachomatis fue de 12,82 casos por 100.000 habitantes, produciéndose una disminución de esta última infección, en comparación con el año 2017 [5].
Sin embargo, en Aragón, según su instituto de estadística, en el año 2018, la tasa por 100.000 habitantes de la infección gonocócica se situó en 7,68, la de sífilis en 11,02 y la de Chlamydia trachomatis en 15,05, evidenciando una mayor prevalencia de sífilis y Chlamydia en Aragón, respecto a nivel nacional [5]. Son múltiples los estudios [6-9] que encuentran distintas circunstancias que incrementan la probabilidad de contraer una ITS entre la población joven. La naturaleza cambiante de las relaciones en jóvenes que implica relaciones esporádicas y con múltiples parejas, haber tenido una nueva pareja sexual en los últimos meses, consumir alcohol y otras drogas asociadas a las relaciones sexuales, y hacer un uso variable del preservativo con parejas casuales [8-11] son algunas de las circunstancias que citan los estudios como causas del aumento de ITS.
La Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos indica que los adolescentes tienen el derecho de acceder a una información adecuada para su salud, lo que incluye la educación sexual [12].
La educación sexual ha ido variando en Europa en las últimas décadas. En los años 60 del siglo pasado, su principal objetivo era la prevención de embarazos no deseados, a la que se le sumó la prevención de ITS, hasta llegar a abordar temas más actuales como son el consentimiento, la prevención del abuso sexual o la tolerancia con todas las identidades sexuales y de género [13]. A pesar de que ya en el año 2010, la Oficina Regional para Europa de la OMS, junto a otras instituciones, publicaron los Estándares de Educación Sexual para Europa [14], siguen existiendo importantes diferencias en esta formación ofrecida en los distintos países de la Unión Europea. España se encuentra por debajo de países como Francia o Alemania en el aporte de información verificada en materia de sexualidad, tal y como demuestra el Atlas Europeo de la Anticoncepción [15]. La Sociedad Española de Contracepción (SEC) muestra que la información que recibe casi el 50% de los jóvenes procede de internet, de los amigos en el 45,5% de los casos y solamente el 28% de los jóvenes recibe información por parte de los profesionales sanitarios [16, 17]. Es reseñable que aproximadamente el 70% considera que no es suficiente la información recibida sobre sexualidad [16, 17].
A pesar de que los jóvenes tienen un amplio acceso a la información sobre ITS [18] gracias a internet, y a que la educación sexual está incluida en el currículum académico desde 1985 [19], observando las estadísticas de incidencia de este tipo de infecciones en los últimos años, se hace necesario plantearse que dicha información disponible no siempre llega de manera adecuada o completa. Como se ha comentado, la educación sexual forma parte del currículo académico reglado [19]. En el momento en el que comienza la educación superior, la formación en hábitos sexuales saludables queda relegada a cursos específicos realizados por asociaciones y organizaciones no gubernamentales, a los que los jóvenes tienen que acudir de forma voluntaria. Considerando que los jóvenes participan de una vida sexual más activa, lo que implica un mayor riesgo de contraer una ITS, la educación sexual debería continuar hasta los 25 años o mientras sigan cursando estudios académicos [20].
Se marcó como objetivo principal del estudio identificar los hábitos sexuales relacionados con el uso de métodos anticonceptivos de los jóvenes de Aragón de entre 18 y 25 años. Derivado de este objetivo principal, se buscó identificar las razones por las que los jóvenes aragoneses no utilizan los métodos de barrera de forma adecuada, así como valorar la calidad percibida y características de la educación sexual recibida.

Método

Diseño: estudio piloto de tipo observacional descriptivo y transversal que se realizó con los jóvenes que colaboran como voluntarios o acuden a los cursos de formación del Movimiento Laico y Progresista de Aragón (MLPA).

Muestra y población: la población diana del estudio fueron todos los jóvenes de Aragón de entre 18 y 25 años.
El tamaño muestral obtenido fue los 132 participantes seleccionados mediante muestreo a conveniencia.
Los criterios de inclusión fueron:
• Tener más de 18 años y menos de 26.
• Aceptar las condiciones en lo relativo al tratamiento de datos.

Técnicas e instrumentos de recolección de datos: la recogida de datos se llevó a cabo durante la realización de distintas actividades del MLPA durante el segundo semestre del año 2019.
Los datos fueron recogidos a través de un cuestionario autoadministrado ad hoc utilizando la herramienta Google Formularios (ver Anexo I).
El cuestionario, compuesto de un total de 20 preguntas, recoge las siguientes variables:
• Variables demográficas (edad y sexo).
• Uso de distintos tipos de anticonceptivos (hormonales y de barrera), tipo de relación sexual.
• Formación previa sobre educación sexual.
• Planificación familiar.

El análisis de los datos se realizó mediante software Microsoft Excel 2020, extrayendo medidas de frecuencia, tanto en formato absoluto como en porcentaje de cada una de las variables del estudio. No se ha llevado a cabo análisis inferencial de las mismas.

Aspectos éticos: siguiendo las recomendaciones del Comité de Ética de Investigación de Aragón (CEICA) y al tratarse de encuestas anónimas, hace imposible reconocer la identidad de los participantes, por lo que no se recogerá el consentimiento por escrito. Se informará de forma verbal al encuestado y, antes de rellenar el formulario, el participante dispondrá de una breve explicación por escrito en la que quedará constancia la aceptación del tratamiento de sus datos si realiza la encuesta.
Este proyecto de investigación dispone del dictamen favorable del CEICA (Número de aprobación C.P. - C.I. PI19/338).

Resultados

Se encuestó a un total de 134 personas, de las cuales se excluyeron dos por cumplir un criterio de exclusión -más de 25 años-, por lo que finalmente la muestra total del estudio fueron 132 personas. De estas, el 66,9% eran mujeres y el 29,1% hombres, con una media de edad de 19 años. En cuanto a la provincia de residencia, la mayor parte pertenecía a Zaragoza (82,58%), seguidos de Teruel (8%) y de fuera de la comunidad a estudiar (6,1%), mientras que tan solo un 3,82% residía en Huesca.
El 88,8% había mantenido relaciones sexuales con penetración anal y/o vaginal, frente al 11,4% que no las había mantenido. Más de la mitad de los encuestados tenían relaciones sexuales con hombres, destacando un 17% que mantenía relaciones sexuales con ambos sexos.

Uso de métodos anticonceptivos

De las 117 personas que contestaron a la pregunta sobre relaciones estables, 21 afirman que nunca o casi nunca utilizan el preservativo masculino; es decir, un 17,9%. De estos, 21,3 eran hombres y el resto mujeres; 3 de las mujeres que contestaron “nunca” indicaron que solo mantenían relaciones sexuales con mujeres, por lo que se entiende que el uso del preservativo masculino es innecesario.
Este dato contrasta con el dato hallado en el uso del preservativo masculino en relaciones esporádicas, donde el tanto por ciento de respuestas de nunca o casi nunca disminuye al 6,6%.
En lo relacionado con el coitus interruptus, un 10,2% respondió que siempre o casi siempre utiliza este método como anticonceptivo, el 27,27% de estas respuestas fueron contestadas por varones. Al igual que con el uso del preservativo, este dato disminuye a un 6,02% cuando se pregunta por relaciones esporádicas.
Como se aprecia en el Gráfico 1, las razones por las que no se utiliza el preservativo son varias.
Vale la pena destacar que el 51,51% de las respuestas dadas en este ítem indica que “no siento lo mismo que si no lo utilizo”.
En el Gráfico 2 se representa el uso del preservativo según la práctica sexual. Destaca la utilización del preservativo de forma mayoritaria durante la penetración vaginal. En la penetración anal, práctica sexual que supone más riesgo de contagio de ITS por la facilidad de provocar erosiones en la penetración, sin embargo, más de la mitad de los encuestados, concretamente un 55,95%, afirma no utilizar el preservativo.

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Gráfico 1. Razones para no usar el preservativo femenino/masculino

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Gráfico 2. Uso del preservativo según práctica sexual

Educación sexual

En cuanto a la educación sexual impartida a los jóvenes, el 63% refiere haberla recibido en el instituto frente al 12%, que fue durante el colegio (Gráfico 3).

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Gráfico 3. Lugar de impartición de la educación sexual

Casi el 80% de los encuestados indica que dicha educación fue impartida por personal especialista en salud sexual, siendo insuficiente para casi el 25% de los participantes.

El Gráfico 4 resume la percepción sobre la educación sexual recibida. Más del 75% de los jóvenes refiere como necesaria la educación sexual, siendo importante y necesaria para ellos, con un 62% y 58%, respectivamente.

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Gráfico 4. Percepción de la educación sexual recibida

Los jóvenes encuestados refieren como fuentes de consulta sobre sexualidad amigos/compañeros de clase (44%) e internet (29,9%), relegando a los profesionales sanitarios a un 12,7% (Gráfico 5).

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Gráfico 5. Fuente de consulta de dudas sobre sexualidad

Discusión

Los jóvenes de entre 18 y 25 años se encuentran en una etapa de alto desarrollo afectivo-sexual. Es en esta etapa donde muchos jóvenes comienzan a tener sus primeras relaciones sexuales, por lo que supone un público más vulnerable, no solo a contraer una infección de transmisión sexual, sino a embarazos no deseados o sentimientos de decepción o arrepentimiento ante relaciones sexuales.
Casi el 90% de los encuestados en este estudio ha mantenido relaciones sexuales con penetración anal y/o vaginal, siendo un dato importante que casi un quinto de la muestra nunca o casi nunca usan preservativo en las relaciones estables. Estos datos concuerdan con el estudio realizado por el Instituto de la Juventud de España publicado en 2020, “Resumen Ejecutivo Informe Juventud en España 2020” (INJUVE) [21]; sin embargo, son muy inferiores a los encontrados en el estudio de
2022 de De Melo et al. [22], ya que refieren que el 60,74% de la muestra informó no usar preservativo en todas las relaciones sexuales. Esta información difiere con la aportada en el 2019 por el Observatorio de Salud Sexual y Reproductiva de la Sociedad Española de Contracepción (SEC) [23], que publicó que el método anticonceptivo más usado fue el preservativo con un 52%, mientras que en el estudio de Da Silva et al., en 2018 [24], el 66,12% de las mujeres indicó practicar sexo de forma segura siempre. Estos datos son mucho más altos que lo referido en diferentes estudios, como el de Spindola et al., en 2022 [25], en el que más de la mitad de los participantes que mantenían relaciones sexuales con una pareja estable no siempre utilizaban el preservativo (45%), aunque en las relaciones con parejas ocasionales ese porcentaje era mayor (76%), aumento que también se aprecia en este estudio.
En cuanto al ámbito internacional, los datos del presente estudio sobre uso de preservativo podrían asemejarse a los aportados por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) [26], ya que aproximadamente el 80% de los adolescentes de entre 15 y 19 años usa el preservativo durante su primera relación, porcentaje que va disminuyendo ligeramente conforme se aumenta la edad.
En el estudio INJUVE [21] no existen diferencias significativas entre hombres y mujeres con respecto al uso del preservativo, aunque en el presente estudio es destacable que casi el 80% de los que contestaron que nunca o casi nunca utilizan el preservativo es mujer. El mayor uso del preservativo fue en la penetración vaginal al contrario que en otras prácticas de riesgo como la penetración anal, felación, cunnilingus y masturbación. Entre las razones que refirieron los jóvenes encuestados de este estudio para no utilizar el preservativo destacaba la incomodidad y la disminución de la sensibilidad a la hora de mantener relaciones sexuales. Sin embargo, la SEC [23] añade otras variables que podrían ser consideradas en otros estudios; la práctica del sexo oral, confiar en la otra persona, conocer a la otra persona ofrece seguridad. Estas variables fueron los motivos principales, relegando la incomodidad y la disminución de sensibilidad a los últimos lugares. Cabría preguntarse el porqué de que el uso de métodos de barrera sigue siendo tan bajo en las prácticas sexuales que implican alto riesgo de contagio de ITS, pero nula posibilidad de embarazo no deseado, por ejemplo, la práctica de sexo anal.
A pesar del conocimiento actual sobre las ITS y el uso del preservativo como método de barrera, sigue siendo un dato importante el número de jóvenes que no usan el preservativo durante las relaciones sexuales, lo que podría aumentar la prevalencia de personas infectadas con VIH/sida y otras ITS [24]. Por todo ello, llama la atención la escasez de pruebas diagnósticas de VIH/sida y otras ITS realizadas en los encuestados (13%), datos inferiores a los referidos por Folch et al.
(2015) [27], donde casi un quinto de la población estudiada se había realizado alguna vez dichas pruebas. Quizá los jóvenes no tienen interiorizado el riesgo que supone este tipo de enfermedades de transmisión sexual, pero sí que son conocedores de las implicaciones que un embarazo no deseado podría significar en sus vidas.
22 El hecho de que el 80% de los encuestados afirma haber recibido educación principalmente por un profesional especialista en educación sexual (más de la mitad en el instituto y solo un 12% en el colegio), contrasta con el incremento exponencial de infecciones por ITS entre los jóvenes. Al comparar estos datos con los presentados por la SEC [23] a nivel nacional, el porcentaje de participantes que recibió educación sexual fue similar al encontrado en el presente estudio. A la hora de consultar las dudas sobre sexualidad, los amigos o compañeros de clase, seguidos de internet son las fuentes principales, manteniendo la tendencia de lo encontrado por García-Vázquez et al. en 2020 28. Tan solo el 25% de los jóvenes aragoneses encuestados en este estudio cree que la educación sexual recibida ha sido insuficiente, dato que dista mucho del referido en el estudio SEC [23], donde el 68,5% de los jóvenes a nivel nacional cree que es insuficiente, elevándose esta opción entre las mujeres.
La falta de experiencia en el uso de los métodos anticonceptivos, las barreras para el acceso a los mismos y la falta de información sexual entre los adolescentes hace que el asesoramiento anticonceptivo sea esencial para lograr la aceptación del método, emplearlo de forma adecuada y asegurar la continuidad de su uso [29]. Quiroz-Mora et al. [30] sugieren que el uso del preservativo sigue siendo una conducta difícil de mejorar mediante intervenciones; las que demuestran cambios en la frecuencia y la intención del uso del preservativo son aquellas que se enfocan en producir efectos a nivel individual, organizacional y del entorno. Por todo esto, queda patente la necesidad de este tipo de formación, incluyéndose en etapas más tempranas, como la educación primaria y con un abordaje de manera global.

Limitaciones

La limitación más importante es que la recogida de datos se llevó a cabo en 2019 y no han sido analizados hasta este momento por factores externos como la presión asistencial generada por la pandemia covid-19. Como futura línea de investigación sería interesante plantearse estudiar si, tras la pandemia, el uso de métodos anticonceptivos ha cambiado entre los jóvenes y, sobre todo, si la educación sexual impartida se ha visto mermada.
Otra limitación importante en el estudio es el hecho de que el cuestionario utilizado no haya sido un test validado. Al tratarse de un estudio piloto ha servido también para ver los fallos que tiene el formulario utilizado y plantear, como línea futura de investigación, la realización y validación de un cuestionario.

Conclusiones

El método anticonceptivo más usado entre los jóvenes encuestados de Aragón de entre 18 y 25 años fue el preservativo masculino. Según la práctica sexual, destaca la utilización del preservativo de forma mayoritaria durante la penetración vaginal, mientras que en la penetración anal más de la mitad de los encuestados afirmó no usarlo. El coitus interruptus sigue siendo una opción minoritaria, aunque practicada, por alguno de los encuestados.
Las principales razones por las que los jóvenes no emplean los métodos anticonceptivos de barrera, según este estudio, son la disminución de la sensibilidad y la incomodidad en su utilización; destaca el ítem “no siento lo mismo que si no lo utilizo”.
La educación sexual recibida es una herramienta formativa positivamente valorada por los jóvenes, siendo importante y necesaria para ellos. La gran mayoría de los encuestados indica que dicha educación fue impartida por personal especialista en salud sexual, siendo insuficiente para un 25% de los mismos. A la hora de consultar sobre temas de sexualidad, las principales fuentes fueron amigos/compañeros de clase, seguido de internet y, por último, profesionales sanitarios.

Conflicto de intereses

Ninguno.

Financiación

Ninguna.

Bibliografía

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Anexo I

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Adjunto:

Original-2.pdf

 

Revisión - Revisión integrativa sobre intervenciones multidisciplinarias con abordaje en determinantes de salud en adultos con diabetes

 

Cómo citar este artículo:
Encalada Sosa LN, Espadas Uitz CE, Yam Sosa AV, Candila Celis JA. Revisión integrativa sobre intervenciones multidisciplinarias con abordaje en determinantes de salud en adultos con diabetes. RIdEC 2025; 18(1):31-42. doi: https://doi.org/10.63178/peaz9184ridec

Fecha de recepción: 29 de mayo de 2024.
Fecha de aceptación: 25 de mayo de 2025.

Autores

1 Leslie Natali Encalada Sosa
2 Christian Emmanuel Espadas Uitza
3 Antonio Vicente Yam Sosa
4 Julia Alejandra Candila Celis

  1. Médico Cirujano Especialista en Salud Pública. Universidad Autónoma de Yucatán. Mérida (México)
  2. Enfermero especialista en Salud Pública. Universidad Autónoma de Yucatán. Mérida (México)
  3. Doctor en Ciencias de Enfermería. Universidad Autónoma de Yucatán. Mérida (México)
  4. Doctora en Educación. Universidad Autónoma de Yucatán. Mérida (México)

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Resumen

Objetivo: describir las intervenciones multidisciplinarias actualizadas que abordan determinantes de la salud en personas adultas que viven con diabetes tipo 2.
Métodos: revisión integrativa basada en lineamientos PRISMA, se realizó una búsqueda sistemática en EBSCOHost, Dialnet y Dimensions. Los descriptores fueron “determinantes sociales de la salud” AND “Diabetes tipo 2” AND “equipo multidisciplinario”. Se incluyeron artículos de texto completo en inglés y español, publicados entre agosto de 2023 y marzo de 2024, se analizaron con la herramienta CASPe.
Resultados: se incluyeron 10 estudios, siendo cuatro ensayos clínicos, un estudio de cohorte, cinco estudios descriptivos.
Siete artículos en idioma inglés y tres en español. Los países de los artículos fueron México, Irán, Estados Unidos, China, Colombia, España y Australia. Los años fueron 2019, 2020, 2022 y 2023.
Conclusión: las intervenciones educativas se asocian estadísticamente con determinantes intermedios en las personas con diabetes tipo 2 y tuvieron resultados que beneficiaron a la población en el control glucémico; el equipo profesional que realizó las intervenciones fue enfermería, trabajo social, médicos, psicología, dietista y educador en diabetes. Se sugiere efectuar estudios que involucren políticas públicas y que en ellas se incorporen estrategias y recomendaciones, enfocados en los determinantes de la salud, principalmente en zonas rurales, para disminuir desigualdades e inequidades que ponen en desventaja a esta población.
Palabras clave: diabetes tipo 2; grupo de atención al paciente; equipo multiprofesional; determinantes sociales de la salud; control glucémico.

Abstract

An integrative review on multidisciplinary interventions addressing health determinants in adults with diabetes

Objective: to describe the updated multidisciplinary interventions addressing health determinants in adult persons living with Type 2 diabetes.
Methods: an integrative review based on PRISMA guidelines; a systematic search was conducted in EBSCOHost, Dialnet, and Dimensions. The key words were “social health determinants” AND “Type 2 diabetes” AND “multidisciplinary team”.
Articles with complete text in English and Spanish were included, that were published between August 2023 and March
2024; The CASPe tool was used for analysis.
Results: ten (10) studies were included: four clinical trials, one cohort study, and five descriptive studies. Seven articles were in English and three in Spanish. The articles were from the following countries: Mexico, Iran, United States, China, Colombia, Spain and Australia. The years were: 2019, 2020, 2022 and 2023.
Conclusion: educational interventions were statistically associated with intermediate determinants in persons with Type 2 diabetes, and their results were beneficial for the population in terms of glycemic control. The professional team conducting the interventions was formed by nurses, social workers, physicians, psychologists, nutritionists and diabetes educators.
It was suggested to conduct studies involving public policies, incorporating strategies and recommendations focused on health determinants, mainly in rural areas, in order to reduce the inequalities and inequities that place this population at a disadvantage.
Key words: type 2 diabetes; patient care group; multiprofessional team; social determinants of health; glycemic control.

 


Introducción

La diabetes es una enfermedad crónica no transmisible (ECNT) caracterizada por el incremento permanente de la glucosa en el organismo a causa de la insuficiente producción del páncreas o por la utilización ineficaz de la insulina. Se relaciona con factores de riesgo modificables como la obesidad o el sobrepeso, la inactividad física y las dietas con alto contenido calórico de bajo valor nutricional [1]. La enfermedad de la diabetes tipo 2 (DT2) es uno de los problemas de salud más importantes por su alta prevalencia en el mundo, se espera que sea la séptima causa de muerte en el año 2030. Su impacto es aún más severo en países en vías de desarrollo donde la brecha en las oportunidades de salud está profundamente marcada. La prevalencia mundial es del 9,3%, en 2019 murieron más de cuatro millones de adultos y anualmente los casos en niños y adolescentes siguen en aumento. En México, la prevalencia en 2018 fue del 10,3% y es la tercera causa de muerte.
Se estima que el porcentaje de personas sin diagnóstico de DT2 es de poco más del 50%, poniendo en relieve la necesidad del diagnóstico oportuno que permita una atención adecuada para retrasar potenciales secuelas de la enfermedad a nivel individual, familiar y en la sociedad en general [2].
Siendo una enfermedad crónica no transmisible, es una patología de gran complejidad y representa un desafío para la sociedad y los sistemas de salud en el mundo. El aumento en la prevalencia mundial se ha atribuido a un complejo conjunto de factores socioeconómicos, demográficos y ambientales, así también al aumento de los factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad relacionados con estilos de vida no saludables. La DT2 requiere una comprensión profunda que considere además de los factores biológicos de las personas, el contexto social en el que se desarrolla. Los determinantes sociales de salud (DSS) brindan la oportunidad de abordar esta condición de salud desde una perspectiva más amplia [3].
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los determinantes sociales de la salud (DSS) como “las circunstancias en que las personas nacen crecen, trabajan, viven y envejecen, incluido el conjunto más amplio de fuerzas y sistemas que influyen sobre las condiciones de la vida cotidiana” [4]. Estas fuerzas y sistemas incluyen políticas y sistemas económicos, programas de desarrollo, normas y políticas sociales y sistemas políticos. Son altamente distintos para varios subgrupos de una población y pueden dar lugar a diferencias en los resultados en materia de salud [4].
Puede haber marcadas desigualdades entre estados, regiones y localidades e incluso entre diferentes grupos poblacionales.
El modelo de determinantes sociales de la salud (Figura 1) que recomienda la OPS/OMS para su abordaje menciona dos grandes rubros de determinantes:

Estructurales y/o sociales: son los atributos que generan o fortalecen la estratificación de una sociedad y definen la posición socioeconómica de la población. Estos mecanismos configuran la salud de un grupo social en función de su ubicación dentro de las jerarquías de poder, prestigio y acceso a los recursos. El adjetivo estructural recalca la jerarquía causal de los determinantes sociales en la generación de las inequidades sociales en materia de salud. Son aquellos que tienen que ver con la posición social, el género, la raza y el grupo étnico, el acceso a la educación y al empleo [5].

Intermedios y personales: los determinantes intermedios se distribuyen según la estratificación social y determinan las diferencias en cuanto a la exposición y la vulnerabilidad a las condiciones perjudiciales para la salud. Sus principales categorías son:

Circunstancias materiales: calidad de la vivienda y del vecindario, posibilidades de consumo (medios financieros para adquirir alimentos saludables, ropa apropiada, etc.) y el entorno físico de trabajo.
Circunstancias psicosociales: factores psicosociales de tensión, circunstancias de vida y relaciones estresantes, apoyo y redes sociales.
Factores conductuales y biológicos: nutrición, actividad física, consumo de alcohol, tabaco y drogas; en los factores biológicos también incluyen los factores genéticos.
Cohesión social: la existencia de confianza mutua y respeto entre los diversos grupos y sectores de la sociedad contribuye a la manera en que las personas valoran su salud.
Sistema de salud: exposición y vulnerabilidad a los factores de riesgo, acceso a los servicios y programas de salud para mediar las consecuencias de las enfermedades para la vida de las personas [5].

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Figura 1. Determinantes sociales de la salud

Entre las principales barreras para lograr los objetivos de atención en personas que viven con DT2 se incluyen la falta de atención médica, la pobreza, los largos viajes al trabajo o la falta de tiempo para buscar atención médica, falta de confianza y apoyo social inadecuado, entre otros [6]. La mayor parte de los problemas de salud se pueden atribuir a las condiciones socioeconómicas de las personas. Sin embargo, en las políticas de salud han predominado las soluciones centradas en el tratamiento de las enfermedades, sin incorporar adecuadamente intervenciones sobre las causas de las causas, como son las acciones sobre el entorno social y los resultados obtenidos con intervenciones en salud centradas en lo curativo que han sido insuficientes, es decir, que las circunstancias sociales y económicas de las personas afectan forzosamente en su salud durante la vida, por lo que es necesario vincular las políticas de salud a los determinantes sociales de la salud. Haciendo referencia a las condiciones crónicas, las cuales son inherentes a salud pública, es necesario, para la toma de decisiones, afrontar los determinantes sociales de la salud. La mayor parte de estas enfermedades pueden atribuirse a la presencia de un sinnúmero de factores de riesgo, donde sus repercusiones y complicaciones están influenciadas por los determinantes sociales de la salud [7].
Algunos estudios destacan que el autocuidado es uno de los roles más importantes en el manejo de la diabetes. La relación existente entre los factores determinantes de la DT2 y el autocuidado influye en el tipo de vida y nivel de educación que tienen las personas que la padecen. Es importante reforzar para que la persona desarrolle habilidades dirigidas al control del padecimiento, la aceptación de la enfermedad, la modificación de la dieta y la realización de ejercicio, acciones que han demostrado garantizar una mejor calidad de vida. Esto se puede conseguir con intervenciones que incluyan aquellos determinantes sociales que influyen en las personas [8]. El control de las enfermedades crónicas no transmisibles se fundamenta en principios distintos en relación con los padecimientos transmisibles. Implica un proceso educativo para entender la enfermedad, cambios significativos y focalizados en las conductas, utilización a largo plazo de múltiples fármacos y evaluaciones frecuentes, además de la participación de especialistas en conjunto con la familia y la comunidad. Estas acciones son parte de un modelo de atención multidisciplinario, se ha encontrado que este tipo de intervenciones tiene mejores resultados y mejora la adherencia al tratamiento [9].
La importancia de esta revisión en el área de la Atención Primaria destaca en promover estrategias de intervención, para el beneficio de la población, a mantener y restaurar la salud de la población, contando con la participación de esta, mediante cuidados directos e indirectos a individuos, familias, otros grupos y la propia comunidad en su conjunto, como miembro de un equipo multidisciplinario [10].
Por lo anterior, es de importancia la revisión de evidencias actualizadas sobre intervenciones que involucren varias disciplinas y que aborden los determinantes sociales de la salud en los adultos que viven con DT2. El objetivo del estudio es describir las intervenciones multidisciplinarias que aborden los determinantes de la salud en personas adultas que viven con DT2.

Metodología

Se realizó una revisión integrativa de las evidencias actuales sobre intervenciones multidisciplinarias que abordan los determinantes de la salud para la enfermedad de la DT2. El trabajo se elaboró mediante los lineamientos de PRISMA 2020 para el reporte de revisiones sistemáticas [11].

Criterios de elegibilidad. Los criterios de inclusión fueron los artículos que contenían las intervenciones basadas en determinantes sociales de la salud y adultos con DT2; mencionan a los grupos de atención a la salud y sus intervenciones en el automanejo de la DT2. Incluyeron artículos que tuvieran cinco años o menos desde su publicación y que sean en idioma inglés, español y portugués. Se eliminaron aquellos artículos que al revisar el contenido no contuvieran la temática propuesta, los artículos repetidos y también los que no detallaron claramente las intervenciones multidisciplinarias con base en los determinantes sociales de la salud para el automanejo de la DT2.

Fuentes de información. Las bases de datos que se utilizaron fueron EBSCOHost, Dialnet y Dimensions, se incluyeron artículos del año 2019 a la fecha, el periodo de búsqueda fue desde el mes de agosto de 2023 y hasta febrero de 2024.
Para la selección solo se consideró la lectura de los títulos y resumen, se eliminaron los que no cumplían con los criterios establecidos, para incluir finalmente 10 artículos.

Estrategia de búsqueda. La búsqueda de los artículos se consultó en el Descriptor en Ciencias de la Salud (DeCS) y MeSH en los idiomas español, inglés y portugués. Para el orden de la búsqueda se utilizó el operador boleano AND. Las cadenas de búsqueda utilizadas fueron diabetes tipo 2 AND determinantes sociales de la salud AND grupo de atención al paciente AND automanejo de la diabetes tipo 2, determinantes sociales AND grupo de atención al paciente, intervenciones AND determinantes sociales de la salud AND diabetes tipo 2.

Proceso de selección de los estudios. Se seleccionaron todos los artículos según los criterios descritos y se eliminaron los artículos que se duplicaban. Dos investigadores realizaron la lectura de los artículos y finalmente, en consenso, se seleccionaron los artículos que cumplieron con los criterios para el objetivo del estudio.

Proceso de extracción de los datos. Con la búsqueda en las bases de datos y la selección de los artículos que los investigadores en consenso consideraron para incluir en este estudio, se realizó el análisis minucioso correspondiente. Se utilizó el software Excel para la elaboración de una tabla que incluya los aspectos de intervenciones, equipo multidisciplinario, autores, año, diseño, muestra, resultados significativos y sesgos encontrados.

Evaluación del riesgo de sesgo de los estudios individuales. Los artículos seleccionados fueron evaluados mediante la lectura crítica con la herramienta CASPe, de acuerdo con la metodología del artículo seleccionado. Se incluyeron en el estudio aquellos que contaban con un puntaje mayor a 8 puntos, ya que esto indica una buena confiabilidad de la evidencia.

Medidas del efecto. En los artículos revisados se utilizaron dos tipos de estimadores para determinar el tamaño del efecto.
RR = riesgo relativo, RM = razón de momios. Se comparan resultados entre dos o más grupos, de acuerdo con la escala de medición (cuantitativa o cualitativa) para que su interpretación sea clara y sencilla. El tamaño o magnitud del efecto se comprueba mostrando la lejanía de los promedios entre grupos, ajustado por su varianza, o bien por la diferencia en las frecuencias absolutas o porcentuales. De igual manera se utilizó el tamaño de efecto para calcularse junto con su intervalo de confianza a 95% (IC 95%) para estimar la precisión. En la mayoría de los artículos analizados el tamaño de efecto fue estadísticamente significativo.

Evaluación del sesgo en la publicación y evaluación de la certeza de la evidencia. La selección comenzó con la identificación de los artículos a partir del título y del resumen, para ser seleccionado debía contener al menos dos de las palabras clave. Posteriormente se realizó una lectura y un análisis del resumen; si contenía información relevante (sobre intervenciones multidisciplinarias con abordaje en determinantes de salud en adultos con diabetes) fueron incluidos. Seguido se efectuó la lectura del artículo completo, si este se consideraba apropiado, se llevaba a cabo su evaluación bajo los criterios de las guías de lectura crítica CASPe, para comprender e identificar la cohesión metodológica (el diseño responde a la pregunta de investigación), fiabilidad de los resultados y la importancia de la investigación. La técnica empleada para responder al objetivo de este estudio fue la revisión integrativa de la literatura, que presenta como ventaja la posibilidad de síntesis y de análisis del conocimiento científico producido sobre el tema investigado. Esta manera de investigar se caracteriza por presentar un amplio panorama de abordajes metodológicos, que permite la inclusión de múltiples estudios, con diferentes diseños de investigación para la comprensión completa del fenómeno estudiado. Los resultados de estos estudios ofrecieron evidencias que refuerzan hallazgos que vienen presentándose en otras investigaciones.

Resultados

Se realizó una revisión integrativa, en la que se presenta la evidencia actual de todas aquellas intervenciones que abordan determinantes sociales de la salud con enfoque multidisciplinario en personas adultas con DT2. Se obtuvieron 604 resultados con las palabras clave utilizadas, 10 artículos cumplieron con los criterios de selección, cuatro ensayos clínicos, un estudio de cohorte, cinco estudios descriptivos; en idioma inglés y español. Los países de los artículos seleccionados fueron México, Irán, Estados Unidos, China, Colombia, España y Australia. Los años fueron 2019, 2020, 2022 y 2023.
En el diagrama de flujo, se ilustra el proceso que se realizó para la selección de los artículos que se incluyeron en este estudio (Figura 2).
En la Tabla 1, se presentan las características de los artículos seleccionados.
Como se observa en la Tabla 1, la mitad de los estudios [12, 13, 15, 16] son ensayos clínicos. En la mayoría la intervención utilizada fue a través de un programa educativo [12-17]. De manera general, los resultados muestran una asociación significativa entre el nivel educativo, el conocimiento sobre diabetes y el autocuidado, así como mejoras significativas en las medidas clínicas dentro del grupo de intervención. Además, se observó una mejora significativa en el comportamiento de autogestión y se incluyeron factores sociales y económicos para mejorar la salud.
El equipo multidisciplinario que participó en las intervenciones estuvo conformado por endocrinólogos, nutricionistas, enfermeras, psicólogos, trabajadores sociales, podólogos y oftalmólogos.

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Figura 2. Diagrama de flujo: identificación de los estudios

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Discusión

Actualmente, es necesario el abordaje de los determinantes sociales para diseñar estrategias de intervención en los pacientes adultos con diabetes, pues se ha visto una total desigualdad en inequidad para el acceso a los servicios de salud.
Lo anterior, como se menciona en un estudio realizado en Cuba [22], concluyó que los determinantes sociales ejercen una gran influencia sobre el proceso salud-enfermedad en el control metabólico influyendo negativamente, tanto en la incidencia de la DT2 como en la aparición de complicaciones.
En el presente estudio se incluyeron algunas intervenciones que abordan los determinantes sociales de la salud y que involucran diferentes disciplinas para el automanejo y la mejora de la calidad de vida de las personas que viven con DT2.
Con relación a las diferencias y similitudes que se encontraron en esta investigación se puede mencionar que, de los estudios seleccionados, en ocho artículos se realizan intervenciones educativas sobre los determinantes sociales de la salud, que involucran modificaciones de los factores conductuales como cambios en el estilo de vida, dieta, ejercicio, apego al tratamiento, información sobre los recursos sociales y la importancia de su uso para el automanejo de la enfermedad; de igual manera, se abordan también situaciones que involucran las costumbres y creencias de los pacientes. Los principales expertos que participan en la intervención son los médicos, las enfermeras, los nutriólogos, los trabajadores sociales y los psicólogos [12, 13, 15-18, 20, 21].
De acuerdo con la evidencia obtenida, se puede mencionar cierta incapacidad para generalizar los resultados en un mismo país, debido al lugar de los artículos analizados, por ejemplo, algunos fueron en regiones rurales y otros en regiones urbanas del mismo país y en algunos no se aleatorizó [23]. En los estudios en donde se compararon unidades médicas, las distancias eran pequeñas, por lo que en algunos lugares adoptaron las actividades de los sitios cercanos, por tanto fue complicado comparar el impacto de la intervención [14]. Uno de los estudios revisados incluyó a los participantes con los niveles de hemoglobina glucosilada dentro del estándar, así que habría que considerar niveles con mal control glucémico [15].
Entre las principales limitaciones que se encontraron en esta investigación se puede mencionar que el seguimiento de los participantes del estudio es menor a seis meses, lo que se considera como una debilidad del presente estudio, pues no garantiza que la intervención haya sido completamente efectiva. Por otro lado, la información sobre la disponibilidad y el uso de los recursos en salud es de vital importancia, ya que como se observa en los resultados de un estudio realizado en Brasil, se demostró que la utilización de los servicios de salud se relaciona con el nivel de conocimiento sobre la existencia de estos servicios, así como también la influencia del nivel educativo [24]. Tal como se demostró en este estudio, estas intervenciones evidenciaron una mejora en el control y autocuidado de los pacientes con DT2.
Entre las principales fortalezas encontradas destaca, en primera instancia, el uso de ensayos clínicos aleatorizados, pues se considera un diseño confiable para evaluar la efectividad de intervenciones en salud. Algunos estudios emplearon estrategias que abordan directamente los determinantes sociales de los pacientes, lo cual refleja una aproximación integral para mejorar la salud de los adultos con DT2 y brinda la oportunidad de plantear estrategias de salud que contemplen factores contextuales simultáneos al estilo de vida, para que refuercen las acciones del personal de salud y, de este modo, reducir los índices de morbimortalidad, el uso de un equipo multidisciplinario y garantizar un manejo integral en los pacientes con DT2 [12].
En dos estudios analizados en este trabajo [14, 19] se observó la implementación de intervenciones que utilizaron determinantes sociales, principalmente los estructurales, que incluyeron la detección de necesidades sociales, derivación a un escritorio de recursos comunitarios y apoyo para necesidades sociales como el transporte. Así como también la implementación de políticas y organización de salud efectivas para mitigar los efectos negativos generados por los determinantes sociales inherentes a los sectores más desfavorecidos de la comunidad en los resultados de salud de la DT2; esto se menciona en una revisión sistemática realizada en Barcelona (España) en donde las condiciones de acceso a recursos sanitarios, ecológicos y tecnológicos en el ámbito urbano y rural también marcan diferencias en salud dentro de una misma población [25]. En un estudio realizado en Colombia [26], se menciona la asociación entre desventajas socioeconómicas con la DT2 y un refuerzo entre condiciones socioeconómicas y étnico/raciales. La primera afirmación coincide con las relaciones entre gradiente social y condiciones de salud, es decir, un empeoramiento de las condiciones de salud en la medida que se desciende en la escala socioeconómica.
El impacto en la salud comunitaria se ve reflejado en el enfoque de los determinantes sociales en las poblaciones, pues esta disciplina se encarga de extender el sistema sanitario hasta la intimidad de las viviendas, principalmente en regiones rurales, y conocer la realidad social de la zona; así como también se caracteriza por la aplicación de los conocimientos de los profesionales con el objetivo de aumentar el nivel de salud de la población mediante la planificación en equipos, conformados por enfermeros, médicos, psicólogos y trabajadores sociales, dietistas y educadores en diabetes fundamentalmente, en función de la promoción, prevención y la rehabilitación de la salud, tal como se aborda en este estudio [27].
Con respecto a las líneas de investigación se puede mencionar que, en contraste con la evidencia del presente estudio, es necesaria la realización de investigaciones en las que se utilicen políticas públicas con enfoque en el modelo de los determinantes sociales. De acuerdo con los resultados que se obtuvieron, se observó que las intervenciones educativas que abordan los determinantes intermedios, como los factores conductuales, fueron las estrategias más utilizadas, quizá porque este sea el método más económico, accesible y factible [5]. Se observó resultados de mejora en dichos estudios, pues se logró el control de la enfermedad en los pacientes estudiados.
Entre las limitaciones observadas en los estudios analizados destaca la falta de detalles sobre el contenido de las intervenciones. Los programas educativos no se basan en un enfoque teórico y no se especifica la formación de los intervencionistas, es decir, si tienen capacitación en educación sobre diabetes. Además, la mayoría de los estudios no presenta un seguimiento de las actividades desarrolladas durante la intervención.

Conclusión

La evidencia analizada señala que las intervenciones multidisciplinarias realizadas por médicos, enfermeras, nutriólogos, trabajadores sociales y psicólogos que aborden los determinantes sociales de la salud como nivel educativo, servicios de salud, entorno social, económico, seguridad alimentaria, transporte, cultura, estilo de vida, etc., demuestran cambios en personas adultas que viven con diabetes tipo 2 en parámetros como hemoglobina glucosilada, que contribuyen con el control de la glucosa. Las estrategias educativas son las que han demostrado cambios significativos en la modificación de conductas en el estilo de vida de las personas, tales como alimentación saludable, ejercicio, apego al tratamiento, y para dar información sobre la existencia de recursos sociales en la comunidad.

Conflicto de intereses

Ninguno.

Financiación

Ninguna.

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Adjunto:

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